Zaida Tecsi con aporte de Ipe
Cerca del 8% de la población de Puno se volvió pobre en 2020 con la pandemia, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Un año después, la región altiplánica no sale de ese hoyo: más del 40% de sus habitantes se mantiene en indigencia. A nivel nacional, la región altiplánica concentra la mayor cantidad de pobres.
En cambio, las regiones vecinas: Apurímac, Cusco, Arequipa, Tacna y Moquegua salen a paso lento. En las regiones del sur la pobreza monetaria se redujo de 30.8% a 25.5%.
La pobreza monetaria está referida a personas que no alcanzan a cubrir una canasta básica familiar de S/378 en un mes. El INEI también establece que son pobres extremos los que no llegan a S/201 para adquirir sus alimentos.
Según el Instituto Peruano de Economía (IPE), entre el 2004 y 2013, la pobreza disminuyó de manera acelerada en el sur. Redujo casi 20 puntos, cae de 61.3% a 21.6%. Desde entonces, este índice se mantuvo entre 21% y 23%. Sin embargo, la llegada de la pandemia trajo consigo miseria. Entonces aumentó de 21.3% a 30.8% . La región más flagelada fue Arequipa. De ser la segunda menos pobre pasó a ser la quinta en el Perú.
El año pasado, la situación mejoró significativamente, pero aún no alcanzó sus indicadores prepandemia.
Según el rector de la Universidad Católica San Pablo, Germán Chávez Contreras, la pobreza se mantiene en Arequipa debido al desempleo. “Somos una región minera, exportadora. A través del sector construcción que articula con el comercio y servicios se genera empleo formal, cosa que no está ocurriendo debido a la falta de voluntad política que no genera condiciones para la industria”, explicó. Señaló que la actividad minera en la región sobrevive gracias a los precios altos de los metales, pero es amenazada por la conflictividad social.
Chávez responsabilizó al Ejecutivo Nacional por no contener los efectos del alza internacional de fertilizantes, trigo y maíz como consecuencia de la guerra entre Ucrania y Rusia. “El presidente (Pedro Castillo) está envuelto en un nuevo escándalo y debe responder a la sociedad por ello y no garantiza un clima de confianza para los inversionistas. Hay mucho temor en invertir en el Perú y eso nos empobrece”, comentó.
Por otro lado, Moquegua de tener 18.2% de pobreza en el 2020, el año pasado registró 10.2%. Antes de la pandemia, su población con carencias económicas era menor.
En Tacna, la lucha contra la pobreza es mucho más lenta. Apenas disminuyó en 2%. Un 7% de su población sigue siendo pobre debido al flagelo que causó la COVID 19.
Apurímac y Cusco mejoraron sustancialmente. Se ubican incluso por debajo de los niveles del 2019. La tasa disminuyó en 10% en la región imperial. En el 2020, la pandemia había sepultado una década de esfuerzo en reducir la miseria.El sector más afectado fue el turismo, alrededor de 120 000 personas quedaron desempleadas. La Gerencia Regional de Trabajo reportaba que el desempleo se elevó de 2 al 28%.
Aunque en el 2021 los indicadores se revirtieron, la inflación y alza de los precios internacionales como el petróleo pone en peligro el avance. “No podemos confiarnos, la mejora es sustancial, pero el 34,6% de las personas consideradas no pobres, son vulnerables, es decir, cualquier evento como la inflación podría afectar a este sector y muchos podrían pasar a la línea de la pobreza”, explicó el director departamental del INEI Cusco, Henry Chacacanta Huari.
El funcionario puntualizó que el 92,2 de los hogares considerados pobres tienen trabajo informal. En otro momento, Chacacanta mencionó que el V Censo Económico iniciado en abril de este año permitirá obtener indicadores más precisos de la afectación de la pandemia como los niveles de empleo, informalidad, entre otros.
Entre el 2020 y 2021, producto de la recuperación económica, la tasa de pobreza en el sur logró reducirse a 25.5%, pero se mantiene más de 4 puntos por encima del nivel prepandemia. Esto implica que, de las 512 mil personas que cayeron en situación de carencia durante el 2020 en la zona sur, apenas el 54% (277 mil) ha logrado salir de ella.
Se observa que la pobreza guarda una relación inversa con la educación: a mayores niveles de educación existe una menor incidencia de la pobreza. En el sur, solo el 9.1% de la población con educación superior se encuentra en situación de pobreza, mientras que este porcentaje se duplica a 18.2% en la población que cuenta solo con secundaria completa.
Por su parte, en la población de la zona sur que no ha logrado culminar la educación básica, la tasa de pobreza alcanza el 30.2%. Esto resulta preocupante al considerar que tener menores niveles de ingresos también reduce las posibilidades de acceder a una educación adecuada.