Las dos palabras que definen a Andrea* por estos días son frustración y cansancio. En apenas una semana tuvo que afrontar la muerte de su padre, el delicado estado de salud de su madre y una crisis de oxígeno medicinal que le niega la posibilidad de seguir luchando contra el nuevo coronavirus.
No sabe cómo, cuándo o dónde pudo contagiarse su padre, pues cuenta que tomaban cuidados extremos para evitar que esto ocurra. Los síntomas iniciales fueron leves pero poco a poco la situación empeoró, al punto de ser internado en el Hospital Octavio Mongrut del Seguro Social de Salud (Essalud).
Dos días después ya saturaba al 50% y requería una cama en la unidad de cuidados intensivos (UCI). Esa misma noche, el teléfono de Andrea volvió a sonar, pero ya no era un médico ni una enfermera, era el personal de una funeraria ofreciéndole los servicios de sepelio para su padre.
“Ni siquiera me llamaron del hospital, me llamaron de la funeraria diciéndome ‘tu papá ha fallecido, te brindamos los servicios de tal y tal, lo sentimos mucho’. El hospital jamás se puso en contacto conmigo”, narra ahora.
Para ese entonces, la madre de Andrea ya manifestaba síntomas; sin embargo, sacó fuerzas de donde no tenía para despedir a su compañero de vida. Poco después, su estado de salud se complicó y necesitaba una fuente de oxígeno medicinal más potente de la que tenía.
“La madrugada del viernes empezamos a desesperarnos, no conseguimos recargar los balones de oxígeno y mi mamá sin este se iba a morir. Compramos dos balones con todo lo que nos habían depositado, 6.000 soles. Algunos nos pedían 4.000 por balón, pero conseguimos negociar. Era lo único que podíamos hacer porque no había dónde recargar”, explica.
El pasado 5 de febrero, Praxair y Linde AG, el principal proveedor de oxígeno medicinal del país, emitió un comunicado en el que señalaba que desde el 19 de enero habían alertado al Gobierno sobre el incremento exponencial que ha tenido la demanda de este elemento.
De acuerdo a la entidad, les solicitan 250 toneladas por día (TPD) en promedio; sin embargo, su máxima capacidad de producción era de 220 TPD. Un déficit de 30 TPD que, hasta inicios de febrero, pudieron cubrir con la reserva que tenían, pero que ahora ya está agotada.
Esto afecta directamente al sistema de salud, pues esta empresa provee un aproximado del 60% del oxígeno medicinal que se consume en el Perú. Dicha situación se ha visto reflejada en las interminables colas que hacen familiares de pacientes COVID-19 para conseguir este recurso.
Desborde. Linde Perú advirtió sobre el terrible déficit. Foto: difusión
Actualmente, muchos hospitales y clínicas solicitan a las familias que realicen sus propias recargas de manera particular, pues las fuentes de estos establecimientos de salud son insuficientes.
Danny Ticona conoce bien esta realidad. Tiene a su madre internada en el Hospital Nacional Arzobispo Loayza y solo en tres días ha gastado alrededor de 4.000 soles en recargas de oxígeno medicinal para mantenerla estable.
“Mi mamá no está en UCI, está en una cama normal con oxígeno, pero somos nosotros quienes lo llevamos. Afuera ves a varias personas con balones de oxígeno para sus familiares que están adentro”, explica.
Añade que lo que brinda el hospital no alcanza para mantener el tratamiento que su madre necesita, por lo que deben conseguirlo por cuenta propia. Además, sostiene que desde que empezó el proceso no ha sido fácil conseguir el recurso, pero en los últimos días se ha vuelto casi imposible.
Otro factor con el que ya no sabe cómo lidiar es el económico, pues el dinero se le ha agotado y los precios continúan en aumento. De los cuatro hermanos, tres han dado positivo para coronavirus y el único que hasta ahora no se ha enfermado debe ganarse la vida a diario porque, como tantos otros peruanos, se vio afectado por la suspensión perfecta de labores.
Su único pedido es este: “Que hagan algo para que el oxígeno sea económico, no todos tenemos los medios que otros tienen. Nosotros no estamos trabajando y así estamos sacando de donde sea para poder salvar la vida de mi mamá”.
En los últimos días se han registrado episodios de violencia en los exteriores de diferentes hospitales. El personal de salud debe mandar a cerrar los ingresos porque ya no tiene cómo salvar a las personas por falta de oxígeno medicinal.
“Es triste, esto que se está viendo desde la última semana, específicamente y con mayor frecuencia, es en todos los hospitales. Esto es por la escasez de oxígeno, no hay en todo Lima, ni siquiera en los privados. Entonces, que le digas a una persona ‘no tengo oxígeno’, ‘no hay un punto de oxígeno para ofrecerte’, hace que pasen estas cosas”, manifiesta un médico del Hospital Nacional Cayetano Heredia, quien prefiere mantenerse en el anonimato.
Señala también la preocupante probabilidad de que en las próximas semanas la cantidad de muertes por COVID-19 aumenten de manera desmedida ante la falta de oxígeno medicinal. “Estamos en catástrofe, el Ministerio de Salud (Minsa) no sé qué está haciendo”, agrega.
Un panorama similar se vive en el Hospital Nacional Dos de Mayo donde, según nuestra fuente que también prefiere mantener su identidad en reserva, todos los puntos de oxígeno medicinal están ocupados y no pueden recibir más personas. “Han tenido que cerrar las puertas del hospital”, indica.
“Lo que también está sucediendo es que como el oxígeno ha disminuido, el flujo para los ventiladores mecánicos que deben funcionar con fuentes directas de este recurso también es menor y, en consecuencia, la presión se ha visto reducida, impidiéndonos estabilizar a los pacientes. Un ejemplo, si el paciente requiere 100 metros cúbicos de oxígeno, la baja presión solo me permite darle 50 metros cúbicos”, explica.
Finalmente, agrega que el oxígeno es esencial para los pacientes con coronavirus, pero como no pueden darles lo que necesitan, estos agravan sus cuadros clínicos de manera acelerada. Es decir, sin la cantidad y presión necesaria de este recurso para cada persona que lo requiere, las probabilidades de muerte se incrementan sustancialmente.
Para la doctora Fiorella Krapp, infectóloga e investigadora de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, el déficit de oxígeno que existe en la actualidad es alarmante y deben tomarse medidas para evitar un incremento descontrolado de muertes por COVID-19.
“Como no se puede cubrir la demanda —porque ahora hay más puntos de oxígeno, pero no mayor volumen— lo primero que debería hacerse es no habilitar más camas, porque no tendrían oxígeno para darles. Este ha sido distribuido entre tantos puntos, que la presión ha caído, haciendo que no alcance para los pacientes de alto flujo que es lo que permitía que se salven vidas”, sostiene.
Para ella, la carencia de oxígeno medicinal está originando una bola de nieve. “Cada día va a ser peor, lamentablemente todavía no estamos viendo una reducción de los casos, todavía no hemos alcanzado ese punto. Con las medidas que se han tomado, seguramente tomará algunas semanas más, pero cada día se suman más casos que requieren oxígeno y ya sobrepasamos el límite. Esto es muy crítico, debería ser prioridad nacional”, sentencia.
Actualmente, la demanda de oxígeno medicinal en el país se ha incrementado en un 300%. El Gobierno parece poner todas sus esperanzas en las empresas mineras, industriales y de hidrocarburos para suplir este déficit, pero mientras apelan a la solidaridad de estas grandes compañías, miles de familias siguen padeciendo en su búsqueda.