Magaly Velásquez Flores, trabaja en el hospital de Puno. Su caso pone en evidencia que los servidores nombrados de este centro de salud, por alguna razón, logran que sus parientes directos se mantengan en puestos asistenciales y administrativos hasta que logren permanencia.
Magaly Velásquez, labora como técnico en estadística en plaza orgánica. Su colega de trabajo es su madre Estela Flores Chambi, servidora nombrada.
Velásquez Flores, es una de las pocas servidoras a quien el 31 de diciembre de 2020, le renovaron su contrato. Similar suerte corrieron otros trabajadores con similar familiaridad. Empero, a otros, les cerraron las puertas y no les dejaron ingresar una vez que culminó su contrato el 31 de diciembre del año pasado.
La República buscó la versión del director Abad Illacutipa. Este admitió que la mayoría de trabajadores tienen a sus familiares directos trabajando en diversos puestos. Evitó revelar nombres. Alegó que él también tiene a su señora madre y hermana laborando años.
Respecto a Magaly Velásquez, el director del hospital dijo que se le renovó contrato por necesidad de servicio y reconoció que fue el sindicato que recomendó evaluar y decidir quiénes se quedan o se van.
En estos momentos hay 49 plazas orgánicas vacantes. El proceso de concurso fue observado por la Dirección de Salud, por una serie de anomalías. Detrás de las plazas están familiares de los nombrados.
El abogado laboralista, Julio Valdivia, dijo que el panorama revela que el hospital es centro de intereses familiares.