Una tensa calma volvió a la ciudad de Pisac tras la noche de pesadilla del jueves. Cesó la lluvia y el caudal del río K’itamayu descendió a sus niveles normales. No obstante, las autoridades monitorean y vigilan el afluente para garantizar la seguridad e integridad física de la población.
Desde muy temprano, personal municipal, del Ejército, Policía, Bomberos y pobladores continuaron con las labores de retiro del lodo que ingresó a las viviendas y la remoción de piedra y escombros que arrastró el río la noche del jueves.
Sin embargo, la actividad turística sufrió un duro golpe. Medio centenar de pequeñas y medianas empresas dedicadas al rubro del turismo, entre tiendas de artesanía, restaurantes, hoteles y otros, fueron severamente afectadas por la inundación. “Lo han perdido todo”, dijo el alcalde de Pisac, Federico Zamalloa.
El viceministro de Turismo, Guillermo Cortés, llegó a Pisac para evaluar los daños y trabajar con los empresarios en medidas que permitan resolver los problemas ocasionados por el desastre.