Un panorama desolador es lo que se vio aquel 3 de octubre de 1974, luego de un terrible terremoto de magnitud 7.7 que afectó la ciudad de Lima.
Cientos de muertos, viviendas destruidas, monumentos históricos caídos, edificios públicos y privados colapsados sobre sí mismos.
El movimiento telúrico, seguido de una tsunami con olas mayores a los 5 metros de altitud, ocurrió hace 45 años a 90 kilómetros al sur oeste de la capital peruana, con una intensidad máxima de VIII en la escala de Mercalli Modificad a (MM).
Este terremoto no solo afectó Lima Metropolitana y Callao, sino también ciudades como Mala, Cañete, Chincha y Pisco. Asimismo, se reportaron alrededor de 252 muertos, 3 mil 600 heridos y pérdidas económicas de alrededor de 2 mil 700 millones de soles, según refirió el Instituto de Defensa Civil (Indeci).
A 45 años del terremoto, el presidente ejecutivo del Instituto Geofísico del Perú, Hernando Tavera, explicó que Lima debe tomar sus preocupaciones debido a que arrastra un silencio sísmico desde hace más de 272 años, lo cual significa que en la costa de la capital hay una gran cantidad de energía acumulada que podría liberarse de manera abrupta y desencadenar en un terremoto de gran magnitud.