“Pacha, hostal”, ubicado en la primera cuadra del jirón Lima (Puno), en pleno centro de la ciudad no tenía camas en sus habitaciones. En su lugar se encontró sillones para que las parejas puedan beber con total privacidad. El ambiente estaba debidamente equipado con sus respectivos juegos de luces como si se tratara de discotecas.
Para no levantar sospechas en el primer piso funcionaba una agencia de viajes con el nombre de “Pacha, expedition”.
Los clientes podían beber con libertad dentro de las habitaciones, pero con la indicación de no de hacer bulla o en su defecto les recomendaban bajar el volumen de la música.
Fueron los vecinos que dieron alerta al municipio por los constates gritos de los clientes en horas de la noche.
La intervención estuvo encabezada por el fiscalizador Wily Parisuaña Paredes. Se determinó el decomiso de los bienes que permitirían el funcionamiento irregular del negocio que no tenía nada que ver con el alojamiento de turistas.