Desde la cama de una clínica, estos niños siguen aprendiendo

Aulas hospitalarias. Pacientes de la clínica San Juan de Dios de Arequipa siguen sus estudios mientras permanecen internados. Luz es un caso emblemático.,Estar internados en la clínica San Juan de Dios de Arequipa no es impedimento para seguir aprendiendo. Pese a las complicadas condiciones de salud que presentan muchos de sus pequeños pacientes, desde hace casi dos décadas las maestras del aula hospitalaria de este sanatorio demuestran que con ternura todo es posible. Provistas de tablets y una serie de dispositivos tecnológicos, recorren a diario las salas hospitalarias para impartir conocimientos a los menores que no pueden caminar; sin descuidar el aula que el hospital les ha destinado para esta labor, la cual es visitada desde las 9 de la mañana por aquellos que quieren seguir aprendiendo. PUEDES VER Siete peruanas que destacan por su trabajo en favor de la igualdad "Ellos, a pesar de su situación de salud, tienen todo el deseo de continuar estudiando. Es importante que se encuentren bien emocionalmente y puedan socializar con otros niños y sean felices pese a su realidad", señala Antuanet Velarde Frías, docente fundadora de esta aula hospitalaria. Es así como, a pesar de estar hospitalizados, miles de pacientes, de entre 3 y 18 años, han logrado vencer el aislamiento al que usualmente se enfrentan al estar internados, y siguen sus estudios tanto de primaria como secundaria; con el mismo nivel y valor académico que le otorga un colegio a nivel nacional. "Hemos tenido a niños que han ingresado con 5 añitos y hoy ya son todos unos jóvenes. Han aprendido a leer en el aula hospitalaria. Hemos continuado trabajando con ellos y, gracias a la certificación que da el colegio de la clínica San Juan de Dios, ahora están siguiendo sus estudios superiores", añade Velarde. Si bien la pedagogía hospitalaria todavía no es una política nacional, esta docente espera que pronto el Ministerio de Educación adopte esta iniciativa de la Fundación Telefónica a fin de lograr desterrar la dolorosa idea que muchos niños y adolescentes tienen al llegar a un hospital. Quiere ser médico En el aula hospitalaria de este nosocomio encontramos a la pequeña Luz, una niña de 8 años, proveniente de Puno, que ya es considerada símbolo de la enseñanza que se brinda en esta clínica. Ella llegó en noviembre del año pasado con un cuadro muy crítico: había perdido gran parte de su cuero cabelludo, oreja y piel del rostro luego de que su cabello se enredara en un motor en movimiento. "Fue un caso muy grave, muchos creían que no iba a salvarse, pero aquí (en la clínica) se hizo una proeza médica y ahora está a punto de irse de alta", cuenta la docente. El estado anímico con el que llegaron Luz y sus padres no era muy bueno, pues en un inicio no le daban esperanzas de vida. Sin embargo, conforme pasaron los días y su salud fue mejorando, las docentes pudieron acercarse a la pequeña para compartir conocimiento. El soporte emocional y académico brindado por las profesoras de esta aula ha sido primordial para que cinco meses después del accidente Luz no deje de ir un solo día al aula hospitalaria. Esta pequeña se irá por unos meses a casa, luego volverá a la clínica para que le realicen el implante de una de sus orejas. Antes de ser dada de alta, les ha comentado a sus docentes que quiere seguir estudiando, pues cuando sea grande será médico como los que le salvaron la vida. CLAVES -Metodología. La enseñanza en la clínica está basada en proyectos. De esta manera, los chicos de entre 3 y 18 años trabajan los mismos temas, pero con diferente dificultad. -Semillero. En el aula hospitalaria se han formado varios profesionales. Hay médicos, dentistas, policías, químicos, ingenieros de sistemas y estudiantes de administración.