Los niños ven al género de manera distinta y eso no lo saben los evangélicos

Carmén Ollé. Poetisa, narradora y crítica peruana.,David Rivera Concha. Carmén Ollé, una de las voces más reconocidas de la literatura peruana, estuvo en el Hay Festival de Arequipa. En esta entrevista habla del protagonismo de la mujer en la sociedad, las entremezclas de lo femenino y masculino, y los leitmotivs que movilizan su obra. PUEDES VER: Congresistas y privados quieren crear otras 19 universidades en 2018 ¿ Se puede hablar de poesía “femenina”? Se sostiene que eso puede estar posicionándola de forma alternativa a la poesía “oficial”. Hace tiempo que nadie acepta ese tipo de calificación. Ahora se habla de la poesía escrita por mujeres. A veces sí se puede hablar de una temática relacionada con el género femenino, con la rutina femenina, sobre todo con el rol de la mujer en la sociedad. Sin embargo, que la literatura sea catalogada como femenina o masculina no cabe en esta época, en donde además los géneros se cruzan. Los géneros literarios y los géneros biológicos también van cambiando de identidad. Por ejemplo, yo veo en los mangas cómo se cambian la identidad de un personaje, de hombre pasa a mujer. Eso lo ven los niños. Están asimilando una nueva manera de ver el género a través de la televisión. Eso no lo saben los evangélicos, los que luchan contra la "ideología de género" (risas). La marginalidad, que es una temática muy importante en tu obra, se expresa en cuestiones como la desigualdad social y la violencia política. ¿Cómo es que todo esto tiene un efecto en tu escritura? ¿La escritura es un acto de resistencia? No sé si como un acto de resistencia pero sí como un acto de conocimiento, un conocimiento de la realidad o de penetrar la esencia de las cosas. Es inevitable. Todo está cruzado por la política. No vivimos en otro planeta sino en una sociedad manejada por diferentes instituciones globalizadas con mucho poder: los holdings económicos, los bancos, las transnacionales, la política imperial de Estados Unidos y China. Así como la política doméstica a través también de la influencia de las religiones con injerencia en la vida diaria de las personas. Entonces todo esto afecta la escritura de alguien que no está encerrado en su burbuja. Tú pasaste por el Movimiento Hora Zero, en esos años existía una gran rebeldía contra el canon literario, contra las estructuras de poder y además contra el sistema. ¿Crees que ahora se pueda formar un movimiento con esa rebeldía? Claro que sí. Hay pequeños movimientos, por ejemplo, me acabo de enterar (porque a veces estoy un poco alejada de las redes) que ha aparecido el comando Plath. Veo que hay movimientos de denuncia y de respuesta a cosas que no son aceptables. Hay pequeños movimientos que pueden ir creciendo. Lo que pasó en Hora Zero puede volver. La historia es cíclica. ¿Pero en Hora Zero existía un discurso marxista? Claro, pero ahora hay un neomarxismo también, así como hay un neomachismo que es mucho más cauteloso… ¿Cómo se representan estás formas de neomachismo? El neomachismo es mucho más sutil para hablar de las diferencias entre hombre y mujer, por ejemplo, puede utilizar la ciencia para eso, el hemisferio tal o cual, el cerebro. La psicología también puede usarse en ese sentido y puede contribuir al neomachismo, además con todo este tráfico de la inteligencia emocional. Todo eso está, como dicen los jovencitos, más 'caleta'. Tú has vivido en muchas ciudades, eso influyó en tu obra ¿La subalternidad está muy presente desde la migración, la pobreza...? – Estuve en París, en Menorca y Estados Unidos, ciudades llenas de migrantes portugueses, latinoamericanos. Trabajé en una fábrica en New Jersey en donde venían de todas partes de Latinoamérica para trabajar. No necesariamente eran obreros ni obreras sino profesionales. Eso me interesó mucho. También me interesa mucho el marginal, el mendigo, la mujer ambulante. En Halcones en el parque traté de hablar un poco de eso. Esa fue mi primera incursión en esa temática. No sé cómo salió pero fue una buena preparación para llegar a otros productos. ¿Qué piensas de los géneros literarios? Tú has escrito poesía, narrativa, ensayo Estoy cambiando, estoy transgrediendo los géneros todo el tiempo. Por ejemplo, la última novela podía haber sido una pieza de teatro pero no la diagramé como tal, la diagramé como narrativa para que tenga más éxito de lectores, porque a veces los lectores no quieren leer teatro. Los otros dos libros, tanto Monólogos de Lima como Retrato de mujer sin familia ante una copa combinan una serie de géneros literarios desde una entrevista ficticia hasta un relato o crónica biográfica. Sobre la presencia de Blanca Varela en la poesía, ¿cómo influyó en tu poética? Bueno, ha sido una retroalimentación, cuando conocimos a Blanca Varela todas nos leíamos y ella nos leía a todas. Además éramos muy amigas. Eso lo dejamos para que en el futuro los críticos vean el porcentaje de influencia en una y en otra, pero sí hubo una retroalimentación. No se puede decir que ella influyó en nosotros o nosotros en ella, pero hubo una empatía literaria.