Túcume: Vecinos por la recuperación

Cansados de esperar la ayuda estatal, un grupo de vecinos y empresarios de Túcume la emprendieron con el pintado y restauración de una zona gravemente afectada por El Niño.,Túcume: Vecinos por la recuperación,Túcume: Vecinos por la recuperación,La carretera que da acceso a Túcume parece la réplica de una pirámide saboteada por huaqueros. Cerca, se ve cómo una nube de polvo recorre la pista y las calles laterales a la céntrica avenida San Marcelo. Hace cuatro meses, las lluvias e inundaciones de El Niño costero golpeó a esta ciudad... y las cicatrices aún duelen. En la cuadra dos de esta estrecha avenida, con veredas tan angostas como la pista, casi todas las casas se vinieron abajo luego de los tres últimos fenómenos de El Niño, menos esa vivienda de adobe con ventanas rotas, donde por más de medio siglo ha vivido la familia Fernández Rodríguez. PUEDES VER Al rescate de Túcume [Video] Dos semanas atrás, estas paredes se encontraban a punto de caer. Las lluvias de febrero y marzo derrumbaron parte de la vivienda, obligando a Carlos –penúltimo hijo de este clan– a escapar entre los escombros. En estos días ha vuelto. Con brochas, baldes de pintura y compañía, dispuesto a sanar las heridas de un recuerdo que todavía duele. Todo empezó con la llegada de ocho estudiantes del Queen Catherine School de Manchester, Inglaterra, al distrito de Túcume. Cada año llegan estudiantes ingleses a los ambientes del hotel Los Horcones de Túcume cumpliendo un convenio de turismo vivencial. Por esos días, la arquitecta Rosana Correa y Julián Bravo buscaban la manera de recuperar la alegría y confianza de los vecinos de Túcume que ni siquiera podían enterrar a sus muertos debido al colapso del cementerio. A pintar Ambos pensaron organizar una jornada para pintar las fachadas de algunas casas con colores y símbolos de las culturas prehispánicas que habitaron su territorio. En menos de dos días, tres organizaciones locales se sumaron a la iniciativa. Luego de conseguir el presupuesto, eligieron una calle cerca al parque principal para albergar ceramios, textiles y "diablicos" en sus postes y paredes. Antes de la intervención, las casas de la avenida San Marcelo eran una invitación al duelo, la humedad revelaba sus temores y el polvo revolvía sinsabores. Algunas viviendas necesitaron que se refuercen columnas, reconstruyan zócalos, parchen paredes y resanen ventanas. Carlos Rodríguez recuerda que en su casa se emplearon varios kilos de cemento y yeso para volverla a la vida. Sin embargo, en el fondo, tal vez siente algo de culpa. Cuando tenía trece años vio cómo su padre cuidaba la puerta para evitar que ingrese el agua. Este año le tocó a él, pero no pudo. El paso del tiempo es inevitable. “En el 83, con papá y mamá pasamos peripecias. El agua pasaba por las calles como un río, se ‘deschampaba’ (filtraba) el techo, pero nunca se derrumbó. Y este año yo vi caer las paredes cerca de mi cuarto. Era una situación difícil y tuvimos que abandonar la casa en plena lluvia. Con el miedo entre nosotros”, cuenta este hombre de cabello escaso y de rasgos amigables. "Los féretros flotaban" Una situación similar pasó Normel Riojas, el vecino que este sábado pinta la casa que durante el fenómeno de El Niño de 1983 se vino abajo. Según cuenta Normel, la gente aquí se desespera. Aún más cuando existen apagones de por medio. Y esa vez los hubo. Este año, también. “El agua llegaba hasta los 50 centímetros, los féretros salían del cementerio y nadaban cerca a las calles de San Marcelo. Cuando pasaba un poco, todos corríamos hasta el cerro, pero ahora esa zona está poblada. No hay dónde refugiarse”, lamenta mientras alcanza pinceles a dos estudiantes ingleses que le hacen gestos con las manos. A pesar de no entender el idioma, los ocho extranjeros no se complican. Mueven los dedos, balbucean palabras o le piden a Rosana que se encargue de la traducción. Es el tercer año que llegan estudiantes ingleses a Túcume, más por voluntariado que por turismo. Ya es domingo, se respira un aire diferente en San Marcelo. Todas las viviendas de la avenida muestran fachadas con colores que van del melón al rosa y ocre. Colores que intentan maquillar una realidad irrefutable: Túcume está situada en la parte baja del valle de Lambayeque. Su ubicación geográfica la ha condenado por siglos a padecer el suplicio de los fenómenos de El Niño. Bajo lluvias, huaicos e inundaciones que el pueblo no ha podido olvidar. Aunque lo intenta.