La sexualidad es un tema lleno matices y cambios, más aún en el aspecto femenino. El orgasmo es la culminación del placer sexual, el punto máximo del mismo, por lo que se supondría que todos querrían alcanzarlo, especialmente en el caso de las féminas que pueden ser multiorgásmicas durante el sexo, tal como lo explica la magíster Eirelyn Gómez, con cinco años de experiencia en este campo. Sin embargo, según un estudio de Archives of Sexual Behavior (EE. UU.), el 95% de los varones siempre llega al clímax en una relación sexual, contrastando con el 65% de las mujeres que respondieron afirmativamente a la misma pregunta. ¿A qué se debe esto? ¿Por qué es más complicado para ellas? Conócelo a continuación con una especialista que nos contesta a estas interrogantes.
Uno de los mayores tabúes respecto a las relaciones sexuales está relacionado con los orgasmos o, mejor dicho, con la falta de estos. Las féminas son más propensas a experimentarlos que los hombres. Prueba de esto es que un estudio del Centro de Estudios Sexuales de Long Beach de California (Estados Unidos) reportó que una mujer alcanzó a tener hasta 134 en una hora, es decir, que tendría 2,3 por minuto.
La sexóloga Eirelyn Gómez hace referencia a la gran capacidad orgásmica de las mujeres y que “todas deberían llegar a experimentar un orgasmo si es que se lo permiten”, porque sí, esto depende exclusivamente de ellas. Pese a la facultad de poder alcanzar el clímax múltiples veces durante una relación sexual, es mucho más difícil para ellas experimentarlo que para los hombres debido a factores tales como la falta de concentración, la presión, estrés, la ausencia de deseo sexual, una incorrecta lubricación, entre otros.
Entonces, ¿cuántas veces es posible que una fémina consiga llegar al clímax durante una relación sexual? No hay forma de determinarlo. Todo depende de la situación, el lugar y el momento. “Sería irresponsable de mi parte dar un número exacto. No se puede saber. Una mujer podría tener dos o tres orgasmos en una relación sexual y, a la siguiente, no tenerlos... Todas las personas somos un mundo y va a depender mucho de la lubricación, del estado mental de la mujer en ese momento y de la persona con la que está teniendo sexo”, sostiene la especialista Gómez.
Esta situación se agrava cuando un 40% de las mujeres admite fingir orgasmos o haberlo hecho en el pasado para hacer sentir bien a su pareja, según un estudio de LELO, marca sueca de juguetes eróticos. La timidez para hablar de estos temas, sumado con la negativa de expresar abiertamente la manera en que desean ser tocadas, son algunos de los motivos por los que solo el 40% de ellas alcance el clímax durante el coito con penetración, de acuerdo con las cifras del mismo estudio.
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El clítoris es un órgano que forma parte de la vulva, ubicado en la unión de los labios menores. Se encarga única y exclusivamente del placer sexual. Y, como es de esperarse, se puede alcanzar el orgasmo con su estimulación, ya sea con la masturbación o durante el coito.
El psicólogo y sexólogo Pedro Rondón detalla que el clítoris tiene propiedad eréctil. Esto se debe a que el glande del clítoris (muy parecido al del pene) tiene más de 8.000 terminaciones nerviosas que le proporcionan gran sensibilidad. Está cubierto por un capuchón similar al prepucio, el cual se retrae durante la excitación, lo que deja al glande clitoriano expuesto a la estimulación sexual.
El sexo es una actividad física, que para que ingrese aire al cuerpo, se requiere respirar por la boca, lo que ocasiona un gemido. Sin embargo, los expertos señalan que nuestra cultura le ha dado una connotación erotista a la acción de exhalar aire, ya que a través de este tipo de estímulo auditivo se busca mantener la excitación durante el encuentro.
“El gemido erotizado ha sido asociado a sensaciones de satisfacción como una especie de retroalimentación que se le hace a la pareja. Incluso este gemido es sinónimo de un orgasmo o que se está en proceso de (tener uno)”, señala el sexólogo Martínez.
Todas las especialistas consultadas coincidieron en no recomendar el depilado completo de la zona púbica, pero sí manifestaron que se puede optar por un recorte para no tenerlo muy largo, ni ausente.
“Generalmente queremos alejar algunas bacterias que probablemente quieren invadir nuestra vagina y cuando los vellos están ausentes dejamos expuesta la piel que es una zona sensible”, comentó Corina Hidalgo.
Asimismo, el corte ideal sería dejar entre 0,5 cm, desde la piel hasta el crecimiento del vello, como una barrera protectora o hasta 1 cm si se sienten cómodas. Si aún así eres de las que quiere optar por la depilación de la zona, las expertas recomiendan que tengas en cuenta los riesgos que puede implicar este proceso y lo realices con los cuidados posibles, ya que cada persona tiene una fisionomía distinta y va a reaccionar de diferente manera a la depilación.