El espermatozoide es una de las células más diminutas que puede albergar el cuerpo humano; asimismo, está cargado de componentes genéticos que, unidos al óvulo, son capaces de crear un nuevo ser vivo.
Recientemente, gracias a un estudio estadounidense se conoció que los espermatozoides no compiten para llegar más rápido ni primero al óvulo, sino que trabajan en equipo para lograr que solo uno de ellos fecunde. Sin duda, todavía hay mucho por saber de este tipo de células.
Por ello, La República conversó con dos especialistas en urología para resolver algunas interrogantes sobre el funcionamiento del también conocido gameto masculino.
Los testículos son el hogar de los espermatozoides. Ahí permanecen ‘dormidos’ durante 11 años en promedio hasta que inician los primeros cambios fisiológicos en el sexo masculino propios de la pubertad.
“La formación de los primeros espermatozoides se da en etapas, siendo la primera fase el intraútero (gestación), en la que se quedan inactivos hasta la pubertad”, explicó Luis Peralta, urólogo de la Clínica Ricardo Palma.
La segunda etapa de la espermatogénesis comienza en el varón peruano aproximadamente a los 12 años, fase en la que inicia la producción de espermatozoides fértiles y esta será constante hasta los 70 u 80 años, precisó.
De acuerdo al urólogo Jorge Saldaña Gallo, las primeras eyaculaciones en la pubertad (entre los 12 y 13 años) están cargadas de espermatozoides aún débiles. En esta etapa fisiológica, la calidad espermática no es buena debido a que la próstata todavía no ha madurado.
La próstata es el encargado de generar líquido preseminal, que funciona como medio de transporte de los espermatozoides y los traslada hacia el exterior del aparato reproductor.
Siendo así, el doctor detalló que, mientras la próstata no alcance su etapa de madurez (a partir de los 14 años) no podrá generar un esperma que ayude con la movilidad correcta de los espermatozoides, por lo que se reduce su capacidad fecundante.
La máxima capacidad reproductiva masculina ha disminuido en los últimos años debido a diversos factores externos. “Actualmente, se sabe que el varón produce una buena calidad de espermatozoides entre los 18 y 35 años; por lo tanto, es la etapa más fértil”, explicó urólogo Jorge Saldaña Gallo.
Asimismo, añadió que el aumento de casos de sobrepeso, las infecciones, consumo en exceso de comida chatarra y la contaminación ambiental han generado que el rango de fertilidad se reduzca.
De acuerdo al urólogo Luis Peralta, no existe un dato preciso sobre la cantidad, pero en general son más de 15 millones de espermatozoides por mililitro. Además, aclaró que un eyaculado mínimo contiene 2 mililitros de esperma.
“Todo dependerá del tiempo de abstinencia sexual del paciente, la calidad de formación de los testículos, el tipo de alimentación y estilo de vida en general”, mencionó.
La cantidad de espermatozoides no influye en el deseo sexual, ya que lo último es un tema hormonal, aclaró el médico Peralta.
Sin embargo, resaltó que cuando hay mayor producción de testosterona aumenta el deseo sexual y que por lo general ocurre en un ciclo circadiano. Por ejemplo, existe un pico de producción de la hormona masculina durante la madrugada y en la mañana. Esto se manifiesta de forma fisiológica.
Las personas que realizan deportes y se alimentan mejor tienen una buena calidad de esperma; sin embargo, si el deportista consume algún medicamento, como esteroides, baja la cualidad de sus espermatozoides porque ese fármaco atrofia los testítulos, detalló el urólgo Luis Peralta.
Además, advirtió que aplicarse este tipo de andrógeno externo dificulta la producción de testosterona como de esperma.
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Lo que recomienda el urólogo es realizarse un autoexamen de testículos. De esta forma se pueden detectar anomalías.
“Por ejemplo, los padres pueden detectar en sus hijos alguna alternación en el tamaño de los testículos, uno más grande o chico. También existen casos en que la glándula no se encuentra en su sitio. Estas alteraciones pueden afectar la producción de espermas”, explicó.
Además, añadió que es importante que los padres estén atentos en el desarrollo de caracteres secundarios de sus hijos si están entrando a la pubertad, ya que, si no se presentan (cambio de voz, manzana de Adán, aumento de vellos, etc.), podría ser un signo de alerta de que no hay una buena producción de hormonas. Esto afecta también la cantidad y calidad de espermatozoides.
El autoexamen debe ser cada tres meses.