A raíz de la pandemia por COVID-19, son otras las formas de relacionarnos que priman ante los encuentros presenciales. Una de ellas y la más predominante durante la cuarentena ha sido la comunicación mediante las redes sociales, siendo el sexting una de las prácticas más comunes entre las parejas que han estado distanciadas.
Si bien son muchos los adultos quienes intercambian fotos o videos íntimos de forma voluntaria, también son cada vez más los y las adolescentes que se animan a hacerlo. Según un estudio publicado en 2018 en la revista JAMA Pediatrics, en el que se analizó más de 110.000 casos de adolescentes menores de 18 años a nivel mundial, se encontró que en los últimos años hay una marcada tendencia entre los jóvenes que realizan sexting.
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El sexting es el envío voluntario y consentido de mensajes de texto, videos y fotos con contenido erótico, sexual explícito y/o implícito por Internet, según explica Christian Martínez Monge, psicólogo clínico y sexólogo de la Asociación Peruana de Sexología y Educación Sexual (Apses).
En diálogo con La República, Martínez menciona que son tres las características principales de esta práctica sexual:
1. El envío del contenido de índole erótico y sexual a través de un teléfono móvil u otro dispositivo tecnológico es voluntario y consensuado.
“[El sexting] tiene que ser de consentimiento mutuo, bajo plena conciencia y juicio, y nunca bajo efectos del alcohol y drogas ni tampoco bajo presión, coerción, sometimiento, violencia o esclavitud”, precisa el experto.
2. No se debe hacer daño a nadie con esta práctica.
“En el caso del sexting se puede hacer daño mediante el engaño. Se ha dado muchos casos de personas que engañan diciendo que van a empezar una relación amorosa para tener una ganancia secundaria, que es el tener fotos de contenido sexual”, acota. A este ejemplo, el experto agrega que también es posible que el receptor filtre el material íntimo en las redes sociales sin consentimiento de la persona que se las envió.
3. El sexting debe ser egosintónico; es decir, debe ir acorde a lo que uno considera como adecuado, bueno y que va en sincronía con sus valores.
Sexting en adolescentes: ¿en qué consiste y cuáles son los riesgos de practicarlo?
“Tanto adultos como adolescentes practican el sexting”, asegura Christian Martínez. Por ello, según la investigación de 2018 ya mencionada, un 27,4 % de los adolescentes encuestados dijo haber recibido mensajes de contenido sexual y 14,8 % reconoce haberlos enviado.
Asimismo, un 12 % de los menores indicó haber enviado ‘sexts’ sin que se los pidan y 8,4 % dijo que los recibió sin su consentimiento.
¿Qué demuestran estos resultados? El psicólogo clínico explica que los adolescentes envían mensajes de texto, fotos o videos con contenido erótico y sexual porque se encuentran en una etapa donde se encuentran curiosos por explorar su sexualidad.
Como parte de la construcción de su identidad sexual, género y personalidad, el menor “tiene que ir aceptando y viendo los cambios que sufre su cuerpo”, que antes era comúnmente hecho a través de un espejo. Sin embargo, Martínez comenta que, gracias al auge de las nuevas tecnologías, este espejo ha sido reemplazado por el celular, ya que 7 de 10 menores reconoce haberse tomado una fotografía desnudo(a).
En ese sentido, sostiene que las apps de edición de fotografías cumplen un gran rol en este proceso porque “puedo marketearme a otra persona, como una mujer u hombre con un cuerpo deseado o con un rostro muy bonito gracias a los filtros”, precisa el sexólogo.
Por otro lado, el especialista señala que si los y las adolescentes reciben información sobre lo “peligroso” que puede resultar tener su primera relación sexual—asociada a embarazos no deseados, los riesgos de tener un aborto o de contraer una infección de transmisión sexual—una de sus respuestas será el sextear mientras disfrutan de su erotismo.
“Una práctica sexual para no reproducirse es el sexting”, puntualiza.
Son varios los peligros a los que se enfrenta el o la adolescente que envía un contenido íntimo, afirma Martínez. Entre ellos el ser víctima de chantaje sexual o sextorsión, que es utilizado para obtener algún beneficio.
Por otra parte, la pornovenganza o difusión de material íntimo en redes sociales o plataformas pornográficas sin consentimiento es otro de los riesgos a las que se ven expuestos las adolescentes, que indudablemente los afecta psicológicamente.
“En los adolescentes, el impacto es mucho más grande a nivel emocional, teniendo en cuenta que hay mucha vulnerabilidad y que se encuentran altibajos que crean inestabilidad. Entonces, se pueden generar situaciones de riesgo a su salud mental”, puntualiza el experto.
Además de ser voluntario y con consentimiento mutuo, el psicólogo clínico y sexólogo asevera que es recomendable no hacer sexting con personas que no conocen o que recién están conociendo vía virtual, ya que no se sabe quién está detrás de la pantalla.
En ese sentido, los padres de familia tienen un doble trabajo: informarse sobre sexualidad y romper sus tabúes para hablarla y, además, informarse sobre las nuevas tecnologías.
“Son dos cosas que muchos padres no están acostumbrados para hablar; y eso les puede pasar una factura muy grande. Para ello, tienen que romper sus mitos y tabús sobre sexualidad y también escuchar, nunca juzgar ni criticar”, resalta. A su vez, enfatiza en que evitar abordar los temas de sexualidad es no educar, por lo que solo provocan que sus hijos sigan cometiendo los mismos errores.