El intercambio de mensajes de contenido sexual se vuelve más común en adolescentes y los hace vulnerables para depredadores sexuales, además de impactar negativamente en su salud mental y llevarlos iniciar más tempranamente su vida sexual sin utilizar métodos de protección adecuados.
El vocablo es la unión de dos palabras inglesas: “sex”= sexo y “texting”= mensajes de texto, e implica el envío de contenido erótico y sexualmente explícito en fotografías o videos a través de un teléfono móvil u otro dispositivo tecnológico, según la definición de Laura Cuesta, profesora de Estrategia Digital y Social Media en la Universidad Camilo José Cela.
El periodo de la adolescencia –comprendido entre los 10 y los 19 años según la OMS- significa un periodo de autodescubrimiento y exploración de la sexualidad, esto también implica las primeras experiencias románticas.
La inexperiencia hace que el adolescente confié en la discreción de la pareja o la persona a la que le envía sus imágenes.
También puede utilizar el sexting para atraer o captar la atención de la otra persona, o incluso por presión del grupo que lo rodeo, quienes hacen ver a esta práctica sexual como algo divertido e inofensivo.
Sexting
Un estudio aplicado a 41 723 adolescentes y publicado en la revista JAMA Pedriatics, en junio del 2019, encontró que el sexting influye en el incremento de la actividad sexual, el número de parejas y la falta del uso de anticonceptivos, además de asociarlo a factores que afectan la salud mental, como son la depresión, consumo de drogas y comportamientos delictivos.
Según la investigación la edad promedio del adolescente que practica sexting es 14 años, siendo el 52.1% de ellos mujeres.
También concluyó que mientras más joven sea el adolescente que practica sexting mayor será el impacto en su conducta sexual.
Sexting: La tendencia sexual que es peligrosa para los adolescentes [VIDEO]
Un artículo de la revista de psicología INFAD explica que los adolescentes infravaloran los riesgos de esta práctica sexual, sin darse cuenta que al hacerlo se pierde la privacidad y el control del contenido enviado.
Incluso el posteo de imágenes sugerentes en redes sociales –como Instagram- pueden hacerlos victimas de fotomontajes que puedan terminar en páginas pornográficas o hacerlas propensos a sufrir chantaje o extorsión sexual (sextorsión).
Sumado a esto existen otros dos riesgos para los adolescentes que practican sexting: el grooming, que implica estar expuestos a ser contactados por pederastas y pedófilos y el ciberbullying, sufrir acoso y humillaciones al ser descubiertos.