Uno de los precios relativos más relevantes en la economía es el precio del dólar americano, expresado en soles y llamado tipo de cambio nominal. Este tiene que ver, por ejemplo, con los costos de insumos importados para producir combustibles o medicamentos, hasta el precio en soles de nuestras exportaciones. La evolución de esta importante variable tiene mucho que ver con la actividad productiva del país. Tanto el nivel como la volatilidad del tipo de cambio responden a factores y decisiones que no controlamos, como las decisiones del Banco Central estadounidense, es decir, la Reserva Federal de los EEUU, también conocida como la Fed. Veamos a continuación cómo se da esto.
En principio, internamente, es nuestro banco central (BCRP) quien tiene que ver con el precio y la volatilidad cambiaria, dado que estos influyen en la evolución del Índice de Precios al Consumidor (IPC), cuya subida implica la ocurrencia de un proceso inflacionario. Debe señalarse que el régimen cambiario existente en el Perú se denomina de flotación intervenida; es decir, el BCRP no interviene en el mercado cambiario en tanto el tipo de cambio no se salga de un rango predefinido. Pero ¿el tipo de cambio solo dependerá del accionar del BCRP? ¿O del aumento de la oferta de dólares por parte de las empresas locales para contar con los soles necesarios y poder pagar gratificaciones en este mes? ¿Estos serían determinantes para que el tipo de cambio termine a fines del 2024 entre S/3,75 y S/3,85? ¿La ocurrencia de un previsible superávit comercial del país y las eventuales intervenciones del BCRP son determinantes en el mercado cambiario? ¿La mejora en los términos de intercambio, por el alto precio de los metales, generaría un importante flujo de dólares a la economía peruana, conduciendo esto inexorablemente a la baja del tipo de cambio?
Considero que hay factores externos exógenos más importantes que influyen en el precio del dólar. La semana pasada, el presidente de la Fed, Jerome Powell, afirmó que la Fed no esperará hasta que la inflación alcance su objetivo de 2% anual para considerar un recorte de tasas de interés.
“Hemos dicho que no se debe esperar a que la inflación baje hasta 2%, porque la inflación tiene un cierto impulso”, dijo Powell en su presentación ante la Comisión de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes. En tal escenario, la inflación se situaría muy por debajo del nivel objetivo, lo que también es un resultado no deseable, afirmó Powell, respondiendo así a una pregunta sobre si el indicador de inflación, es decir, el índice PCE, necesitaría caer por debajo de 2% al menos una vez en los próximos meses antes de que la Fed contemple bajar la tasa de interés de referencia.
Cabe mencionar que el presidente de la Fed hizo estos señalamientos un día después de que señalara que las recientes lecturas de inflación han mostrado un progreso “modesto” y agregara que “más datos buenos” aumentarían la confianza en que los incrementos de precios se moderan de manera sostenible. La inflación en EEUU alcanzó su punto álgido tras la reapertura de la economía mundial después de la pandemia de Covid-19, alcanzando una tasa anual de 9,5% en junio del 2022.
Para combatir la inflación, la Fed subió las tasas de interés de forma agresiva, llevándolas a un rango de 5,25-5,50%, su nivel más alto desde principios de siglo. Las tasas altas encarecen el crédito y retraen el consumo y la inversión, lo cual modera las presiones a la baja sobre los precios. Desde entonces, la inflación se ha moderado, hasta 2,6% en los últimos meses.
Dada esta mayor probabilidad de recortes de la tasa de interés por la Fed, la perspectiva de un diferencial de tasas negativo entre el BCRP y la Fed, más los riesgos geopolíticos globales, las elecciones en EEUU y un incremento del riesgo país del Perú, a causa de la incertidumbre política, conducirían a un fortalecimiento del dólar respecto al sol. Por otro lado, si la velocidad de reducción de la tasa de interés de la Fed fuese menor que la que desarrollaría el BCRP, en los próximos trimestres se generaría una diferencia de tasas negativa. Este escenario fortalecería más al dólar dada la salida de capitales al reducirse la oferta del billete verde en el mercado local. La tendencia a un dólar más fuerte se explicaría también por la aversión al riesgo global, resultado de conflictos geopolíticos aún no resueltos; este fortalecimiento del dólar estaría acompañado de mayor volatilidad dadas las incertidumbres surgidas de las próximas elecciones en EEUU. En suma, para ver lo que pasará con el dólar, hay que observar más allá de los factores locales, y esto nos conduciría a un dólar más fuerte con mayor volatilidad.