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Opinión

¿De qué Perú hablamos cuando hablamos de AFP?, por René Gastelumendi

"No es difícil advertir que cualquier iniciativa próxima de retiro de fondos no necesariamente va a beneficiar a población vulnerable, sino a la que nunca perdió el empleo..."

larepublica.pe
René Gastelumendi

La informalidad laboral en el Perú casi llega al 80%. Hablar de las AFP, por tanto, es como hablar de un Perú que casi no existe. Resulta paradójicamente perturbadora toda la bulla que hay en el Congreso por un tema que, lamentablemente, implica a tan pocos peruanos. Se debate el enésimo retiro de los fondos de las AFP cuando son solo unos 9 millones quienes han aportado alguna vez a una de estas. Y, de ellos, apenas unos pocos tienen 4 UIT (5.150 soles x 4: 20.600 soles), que hoy son la manzana de la discordia, en sus cuentas. Desmenucemos: En los últimos años, del total de personas que trabajan en el Perú, ‒unos 17,4 millones‒, los que cotizan a una AFP representan apenas el 20%. Más simple: solo uno de cada 5 peruanos y peruanas en edad de trabajar aporta a alguna AFP.

Cerca del 77% de los afiliados tienen ahorros previsionales que llegan a 1 UIT, en total unos 4 millones; mientras que 2,3 millones de aportantes tienen saldos iguales a cero, sí, cero. Así de crudo. El jefe de la Dirección General de Mercados Financieros y Previsional Privado del Ministerio de Economía, Andrés Zacarías, lo ha advertido:  La mayor parte de los afiliados tienen menos de 5.150 soles en sus AFP luego de los anteriores retiros. Ya con el quinto retiro, incluso el 77% de los afiliados tenían ahorros menores de una UIT ‒son 4 millones aproximadamente‒ y, otra vez, 2,3 millones tienen saldos iguales a cero. No es difícil advertir que cualquier iniciativa próxima de retiro de fondos no necesariamente va a beneficiar a población vulnerable, sino a la que nunca perdió el empleo.

AFP Integra concentra el 42% del total de la cartera; es decir, alrededor de 3,7 millones de personas; Prima, un 27% (2,3 millones); Profuturo, un 20% (1,7 millones); y Habitat, un 11% (1,1 millones). Esto hace un total de 8,8 millones de personas que cotizan en el Sistema Privado de Pensiones.

Diversos estudios estiman que, para tener una pensión de 500 soles, a partir de los 65 años, uno debe tener un ahorro de 110.000 soles. Este monto es lo que se requiere para todo el periodo largo de la vejez. Los números apuntan a que cada vez los pensionistas viven más tiempo; por lo tanto, necesitan más ahorro. De acuerdo con la Asociación AFP, las pensiones promedio en el Perú son de 1.300 soles en el caso de jubilación, 1.800 soles en el caso de invalidez y 800 soles en el caso de sobrevivencia. En concreto, luego de haber aportado buena parte de su vida laboral y sin haber retirado parte de sus fondos, la gran mayoría de los aportantes va a recibir como pensión poco más que el sueldo mínimo. ¿Cuál es el sueldo mínimo en nuestro país? Según el Decreto Supremo nº 0003-2022-TR, es de 1.025 soles, a partir de mayo del 2022.

Aquí el núcleo del problema, la falla del sistema: Las AFP dicen que, en teoría, las rentabilidades negativas no son importantes a largo plazo, porque hay que ver la rentabilidad en 40 años. Pero, en la práctica, el próximo a jubilarse es el que materializa estas pérdidas y eso significa un gran impacto para su bienestar. No puede ser que un sistema de seguridad social traslade enteramente el riesgo al afiliado, sobre todo si tiene, por lo menos, 65 años. Sería, digamos, coherente que la comisión se cobre como un porcentaje sobre la rentabilidad. Como el año antepasado, en el que tuvieron rentabilidades negativas, las AFP también tendrían pérdidas; es decir, compartirían, algo, el riesgo. Hay épocas buenas y no tan buenas, pero la lluvia y la sequía debieran afectar a todos, no solo a un lado, el más débil, de la ecuación. Entonces, me pregunto, si el afiliado está tolerando ese riesgo, ¿por qué la AFP, que es la gestora, no puede también asumirlo? Sin embargo, de aquello, de una reforma profunda, no se habla ni se hablará en este Congreso, porque el tema le queda demasiado grande. Tampoco se hablará de cómo van a combatir la pobreza y vulnerabilidad de nuestros adultos mayores: los que siempre vivieron en la informalidad laboral, los que retiraron sus fondos y también los que van a recibir menos del sueldo mínimo como pensión luego de décadas de aportes. Les paso unas cifras de espanto, para dimensionar nuestra situación: Según el Reporte de Desempeño del Mercado Laboral Peruano, la brecha de productividad laboral entre el sector formal e informal genera diferencias considerables en los salarios promedio de cada sector. El salario promedio mensual del sector formal en 2021 ascendió a S/2.459 (+4% con respecto al promedio de 2020), mientras que en el informal fue de S/924 (+13,8%). Esto constituye una brecha salarial del 62,3%. A nivel departamental, también se evidencian estas brechas. La mayor se observa en Cajamarca, donde los trabajadores informales recibieron un promedio de S/691, un 79,3% menos que los salarios formales. Le siguen Ayacucho, con un salario promedio informal de S/826 (-73,6% respecto de los formales); Huánuco, con S/720 (-73,1%); Huancavelica, con S/664 (-70,3%); y Loreto, con S/850 (-70,3%). Ese es el Perú mayoritario.