Un lavado no muy dulce en las Fiscalías, por Augusto Álvarez Rodrich
"El Ministerio Público necesita una urgente y buena lavada".
La crisis de institucionalidad que sufre el Perú por la politización de varias entidades claves, hoy al servicio de intereses políticos particulares y no de la sociedad, no solo afecta al estado de derecho, alterando el equilibro de poderes, sino que crea oportunidades para el tráfico de intereses, problema complejo en que el Ministerio Público (MP) es hoy una de las peores instituciones.
La crisis del MP es grave por su papel central para perseguir el delito, defender la legalidad, los derechos ciudadanos y el interés público, y velar por la efectiva administración de justicia.
Que eso no ocurre hoy se constata cada día. Desde una fiscal, María Abad, que libera a los cómplices del Maldito Cris, generando dudas profundas, hasta la Fiscal de la Nación Patricia Benavides que se suma a la persecución del Congreso contra la Junta Nacional de Justicia, dejando sospecha de que lo hacen para capturar al JNE y el Reniec.
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Y mientras eso ocurre, cada día aparece nueva evidencia de que algunos fiscales anticorrupción abusan de la figura del lavado de activos, produciendo recelo de motivación subalterna.
Un ejemplo es el reclamo presentado anteayer por el empresario Efraín Wong, mediante una declaración pública, en la que sostiene que “mis hermanos y yo estamos siendo víctimas de un abuso intolerable por parte del MP”.
Una fiscalía viene investigando desde hace una década el origen de los fondos con que los hermanos Wong compraron la azucarera Andahuasi, habiendo ofrecido información suficiente a la fiscal Manuela Villar de que los recursos provinieron de la venta de los supermercados Wong a Cencosud.
Pese a que el juez Concepción Carhuancho ya ordenó a la fiscal cerrar la indagación, por el tiempo transcurrido, ella alarga sospechosamente el proceso, mientras el coordinador de fiscalías de lavado de activos Rafael Vela politiza el caso —siguiendo el libreto ya conocido de la fiscalía lava jato—, vinculándolo a la propiedad del canal Willax, que solo es de un hermano Wong.
La crisis por politización del MP y el tráfico de intereses subalternos son problemas ya muy antiguos y profundos que requieren una buena lavada mediante una reforma que, respetando su autonomía, logren corregirla para que sirva al país, y no a sus miembros.