De la pus de González Prada al lodo de Vizcarra. Eso, la peste inveterada. Y a otra cosa. Vivir un buen tiempo en Cuba me marcó. Tener familia y cientos de amigos en La Habana es un lujo de aquellos. Y qué no viví en la isla: el Papa, los Rolling, Obama y la muerte de Fidel.
Los cubanos son de otra laya. Mucho comunista para una isla. Otros solo piensan en Miami y reciben sus dólares. Y cierto, uno encuentra de todo. No hay Gamarra, solo ropa de marca. No es fácil el Internet y la comida. Pero se divierten. A falta de carne, ron. Y son disciplinados y bailan todo el día.
En La Habana no hay Inkafarma. Todos van directo a las postas u hospitales. Una vecina me habla de “la cultura del dolor”. Y hoy, lástima, hay un rebrote del Covid-19. Entonces, todos “pa la casa”. Toque de queda y cero viajes. Y a obedecer.
Decenas de mis amigos ahora son “youtuber”. Los veo por sus canales desde Lima. Y hacen su trabajo en las calles que no es cosa fácil. Los espían, pero no los censuran. Y son jóvenes y van alegres. Y son musicales y se vacilan. Y se enamoran apasionadamente de la vida.
No es el paraíso, pero es otra sociedad. ¿Corrupción? Seguro que la hay. Y los culpables, “a la reja”. Cuando les digo que soy del Perú, se entristecen y dicen, “Fujimori”. Y eso que no conocen a Vizcarra