El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, acusó el sábado a "los aliados de Irán" de haber tratado de asesinarlo en un ataque con dron contra su residencia familiar y amenazó a los implicados con hacérselo "pagar caro", en plena guerra contra el Hezbolá libanés.
Según su oficina, Netanyahu y su mujer no se hallaban en el momento del atentado en su residencia de Cesarea, una ciudad del litoral central de Israel, y el ataque no causó víctimas.
El ejército indicó que el dron, procedente de Líbano, impactó contra una "estructura" de Cesarea, sin aclarar si esta se hallaba en el terreno de la residencia.
"Los aliados de Irán que hoy intentaron asesinarnos a mí y a mi esposa cometieron un amargo error", afirmó Netanyahu en un comunicado.
"Les digo a los iraníes y a sus aliados en el Eje del Mal: cualquiera que perjudique a los ciudadanos del Estado de Israel pagará caro por ello", añadió.
El ataque "muestra el verdadero rostro" de Irán, afirmó el canciller israelí, Israel Katz.
El incidente se produce en plena guerra de Israel contra la formación libanesa proiraní Hezbolá, que el sábado reivindicó varios disparos de cohetes contra Israel.
Irán aseguró que el ataque contra la residencia de Netanyahu fue obra de Hezbolá, que recibe el apoyo militar y financiero de la República Islámica.
"Esa acción fue llevada a cabo por el Hezbolá libanés", afirmó la misión iraní ante la ONU en un breve comunicado citado por la agencia oficial Irna.
El incidente también se produce en un contexto de creciente tensión entre Israel e Irán.
Irán lanzó el 1 de octubre 200 misiles contra territorio israelí, en respuesta a los asesinatos por Israel del general iraní Abás Nilforushan y del jefe de Hezbolá libanés, Hasán Nasralá, en septiembre en Beirut.
El ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, prometió dar a esa andanada de misiles una respuesta "mortal, precisa y sorprendente".
Israel indicó que Hezbolá había disparado el sñabado "unos 200 misiles" desde Líbano.
Hezbolá señaló por su lado que había disparado cohetes contra la región de Haifa, el gran puerto del norte de Israel, así como contra Safed y contra una base militar.
En la Franja de Gaza, más de 400 personas murieron en el norte del territorio desde el 6 de octubre, según fuentes médicas locales, cuando el ejército israelí inició una ofensiva aérea y terrestre contra Hamás alegando que los milicianos se estaban reagrupando en esa área.
Los palestinos de esa región soportan "horrores indescriptibles", afirmó la jefa interina de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), Joyce Msuya.
"Noticias espantosas del norte de Gaza, donde los palestinos continúan soportando horrores indescriptibles bajo el asedio de las fuerzas israelíes. Estas atrocidades deben cesar", escribió Msuya en la red social X.
Hamás, que gobierna Gaza desde 2007, ha sido debilitado por un año de guerra y el asesinato el miércoles de su líder, Yahya Sinwar.
Los ministros de Defensa del G7 de las mayores potencias occidentales pidieron desde Nápoles "un aumento significativo y duradero" de la ayuda humanitaria para Gaza.
Instaron además a Irán "a abstenerse de proporcionar apoyo a Hamás, a Hezbolá, a los [rebeldes yemeníes] hutíes y a otros actores no estatales, así como de tomar cualquier medida suplementaria que pueda desestabilizar la región y desencadenar un proceso de escalada sin control".
La guerra en Gaza estalló tras la incursión, el 7 de octubre de 2023, de milicianos que mataron en el sur de Israel a 1.206 personas, en su mayoría civiles, y tomaron 251 rehenes, 97 de los cuales siguen cautivos, segón recuentos de AFP basados en datos oficiales israelíes.
En la ofensiva de represalias israelíes contra Gaza, un territorio de 2,4 millones de habitantes antes de la guerra, murieron 42.519 palestinos, según datos del Ministerio de Salud del gobierno de Hamás, considerados fiables por la ONU.
"Cada día, cada hora, hay una masacre. [...] Nos hemos convertido en muertos vivientes", declaró Nasser, un palestino, frente al hospital Al Aqsa de Deir el Balah, en el centro de la Franja.
El director del hospital indonesio en Beit Lahia, en el norte, Maruan Sultan, acusó al ejército israelí de haber bombardeado su establecimiento. "Los tanques israelíes rodearon el hospital, cortaron la electricidad y dispararon obuses", declaró.
Un bombardeo israelí alcanzó el sábado por primera vez la autopista que conecta Beirut con el norte de Líbano, matando a dos personas, anunciaron las autoridades libanesas.
El Estado hebreo bombardeó también el suburbio sur de la capital, bastión de Hezbolá, tras llamar a los habitantes a evacuar la zona.
En el este del país, cuatro personas murieron en otro ataque israelí, incluyendo el alcalde del pueblo de Sohmor, informó la agencia oficial de noticias libanesa ANI.
Israel afirma que busca neutralizar a Hezbolá en las regiones cercanas a su frontera y permitir el regreso al norte del país de unos 60.000 desplazados desde hace un año por el lanzamiento de cohetes del movimiento islamista.
Al menos 1.418 personas han muerto en Líbano desde el inicio de los bombardeos israelíes contra Hezbolá el 23 de septiembre, según un recuento de AFP basado en datos oficiales. La ONU contabiliza alrededor de 700.000 personas desplazadas en el país.
Los ministros de Defensa del G7 se dijeron "preocupados" por las amenazas contra la fuerza de paz de la ONU en Líbano (Finul), que acusa a Israel de haber disparado contra sus posiciones tras el inicio de la ofensiva contra Hezbolá el mes pasado.
La protección de los cascos azules incumbe a todas las partes", agregaron en la declaración final de su reunión napolitana.
El jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, sugirió reforzar la misión de la ONU, aunque matizó que esto "requeriría una decisión del Consejo de Seguridad" de la ONU.