"Pasemos página a esta misma retórica cansina de siempre", dijo este martes Kamala Harris cuando Donald Trump acusó a los migrantes de "robar" empleos, comer "mascotas" y ser delincuentes, durante un debate al rojo vivo para las elecciones estadounidenses.
La vicepresidenta y candidata demócrata de 59 años sabía que el expresidente y rival republicano sacaría a relucir la migración y llegó preparada para la embestida.
"Él va a hablar mucho sobre inmigración esta noche, aunque no sea el tema abordado", advirtió ella a los millones de espectadores que seguían el debate transmitido por la cadena ABC.
El presentador preguntó a Trump cómo haría para deportar a millones de migrantes, una de sus promesas electorales.
Él esquivó la pregunta afirmando que el gobierno del presidente demócrata Joe Biden permitió la llegada de "muchos millones de criminales, de terroristas, delincuentes" y "narcotraficantes".
"Ahora están en Estados Unidos y sus países como Venezuela les dicen: no vuelvas nunca, o te vamos a matar", añadió.
Según la Oficina de aduanas y protección fronteriza, el número de migrantes con antecedentes penales interceptados cuando intentaban cruzar la frontera ha aumentado en los últimos tres años (más de 10.700 en 2021, 12.000 en 2022, más de 15.000 en 2023 y más de 14.600 desde octubre).
Pero esta cifra representa alrededor del 1% de los más de ocho millones de migrantes interceptados durante cruces irregulares desde la investidura de Biden en enero de 2021.
La migración no es una prioridad los votantes, ni siquiera para los latinos, según las encuestas.
Su preocupación por antonomasia es la economía, así que Trump vinculó ambas.
"Tenemos millones de personas que llegan a nuestro país desde prisiones y cárceles, desde instituciones mentales y manicomios, y están llegando y están tomando puestos de trabajo que ahora ocupan afroestadounidenses e hispanos y también sindicatos", prosiguió el candidato republicano a la Casa Blanca.
Y se hizo eco de un bulo pregonado desde el lunes por los republicanos, y desmentido por las autoridades, sobre los migrantes haitianos de una ciudad de Ohio (noreste).
"En Springfield, la gente (migrantes) que entró come los perros, come los gatos, come a las mascotas", afirmó. El presentador lo corrigió en el acto.
La vicepresidenta reaccionó a las afirmaciones de Trump pidiendo pasar página.
"Es importante que avancemos, que pasemos página a esta misma retórica cansina de siempre, y abordemos las necesidades del pueblo estadounidense", defendió.
El presentador le preguntó por qué el gobierno había tardado tanto en tomar medidas drásticas para frenar la llegada de migrantes.
Se refería a la orden de junio de cerrar la frontera con México a los migrantes que solicitan asilo cuando haya más de 2.500 cruces irregulares en el promedio de siete días.
Harris evitó contestar directamente.
Afirmó que, como exfiscal, es la única en la sala que "enjuició a organizaciones criminales transnacionales por tráfico de armas, drogas y personas".
Y culpó a Trump del fracaso de un acuerdo migratorio bipartidista que incluiría medidas de seguridad draconianas.
Ese proyecto de ley "habría puesto 1.500 agentes fronterizos más en la frontera" y ayudado a combatir el fentanilo, explicó.
Su rival contraatacó.
"Han tenido tres años y medio para arreglar la frontera, han tenido tres años y medio para crear empleo y todas las cosas de las que hablamos. ¿Por qué no lo hizo?", preguntó Trump.
Durante el debate, la demócrata presionó donde más duele al republicano, muy orgulloso de la lealtad de sus simpatizantes a pesar de sus enredos judiciales.
Les invitó a asistir a alguno de sus mítines porque es "interesante" ver cómo habla de "personajes ficticios".
"Se darán cuenta de que la gente empieza a abandonar sus mítines antes de tiempo por agotamiento y aburrimiento", dijo, describiendo a Trump como una persona egocéntrica.
Molesto, él no dejó el golpe sin respuesta.
"La gente no va a sus mítines. No hay razón para ir. Y a la gente que va (...) les paga para que estén allí", soltó.