Un archipiélago polinesio donde convergen influencias culturales, mitologías y procesos históricos de ambas orillas del Pacífico. Esto, y más, es lo que define a Samoa Americana.
A principios del siglo XX, la Corte Suprema de los Estados Unidos determinó que las personas nacidas en las islas del Pacífico, que desde 1929 son territorios no incorporados de esta nación, no tendrían derecho a la ciudadanía estadounidense. Esta decisión se basó en argumentos legales específicos que consideraban el estatus territorial y los derechos de los nacidos en dichas islas.
El equipo de fútbol de Samoa Americana. Foto: La Vanguardia
A medio camino entre Nueva Zelanda y Hawái se ubica la Samoa Americana, que cuenta con un peculiar caso a lo que se le conocen como "Los casos insulares". Por ejemplo, este conjunto de islas está ubicado más cerca de la primera nación, a 2.700 kilómetros, que de Estados Unidos, que se encuentra a unos 7.800 kilómetros de San Diego, California.
La Samoa Americana es un territorio insular geográficamente distante de Estados Unidos, pero políticamente vinculado a ese país. Es uno de los lugares menos turísticos del planeta; solo 900 personas visitaron sus costas en 2020, según las cifras de la Organización Mundial del Turismo (ONU Turismo).
Bandera oficial de Samoa. Foto: Wikipedia
Se sabe que de acuerdo con registros arqueológicos, el archipiélago fue uno de los primeros puntos de la geografía polinesia en ser colonizado por las migraciones provenientes de Melanesia y del Sureste de Asia, hace más de tres milenios.
La doctrina de "Los casos insulares" surgió tras la victoria de Estados Unidos en la guerra contra España en 1898, cuando el país adquirió varios territorios sin otorgarles derechos completos a sus habitantes.
El juez Henry Brown estableció dos categorías de territorios: los "incorporados", que algún día podrían convertirse en Estados, y los "no incorporados", que no seguirían esa senda. Brown justificó esta distinción argumentando que los territorios "incorporados" estaban habitados por personas blancas, mientras que otros territorios, como Samoa Americana, no lo estaban. Según él, otorgar la ciudadanía a personas de otras razas podría "poner en peligro la sociedad estadounidense".
El pasaporte estadounidense de los samoamericanos incluye la frase: "El portador es un 'nacional' y no un ciudadano de EE.UU.". Foto: BBC
La diferencia clave es que a los territorios no incorporados no se les aplica la Constitución de manera íntegra.
Los samoamericanos no pueden beneficiarse de la 14ª Enmienda, que establece: "Toda persona nacida o naturalizada en los Estados Unidos, y sujeta a su jurisdicción, es ciudadana de los Estados Unidos". En cambio, estos son considerados "nacionales" o "ciudadanos de segunda clase", según expresó Loa Pele Faletogo, presidente de la Federación Samoana de EE.UU., en una entrevista con el medio BBC Mundo.
"Desde principios del siglo XX, somos un territorio de Estados Unidos y seguimos siendo tratados como ciudadanos de segunda clase", lamentó.
El Parque Nacional de Samoa Americana forma parte de la red de parques nacionales de Estados Unidos y es el único situado al sur del ecuador. Creado en 1988, se extiende por más de 3,300 hectáreas y abarca el archipiélago de las Manu’a y Tutuila, la isla principal de Samoa Americana.