El próximo 4 de setiembre se celebrará un plebiscito histórico para Chile: se definirá si la ciudadanía aprueba o rechaza la nueva constitución, redactada por la Convención Constitucional con paridad de género y participación de pueblos indígenas. Es un hito en el continente que podría marca el cambio del rumbo de la nación.
Alrededor de 15,5 millones de chilenos serán convocados a las urnas a votar por un texto que propone un cambio en la institucionalidad del país: la nueva carta magna propone la declaración de un estado social democrático de derecho y plurinacional, y que además busca borrar los vestigios de la dictadura de Augusto Pinochet, en la que nació la Constitución actual, y cristalizar los pedidos del estallido social de 2019.
Estas son las claves para comprender el histórico plebiscito que divide a Chile y lo lleva a debatir entre el pasado y el futuro.
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La plaza Italia, frontera simbólica entre los barrios pobres y ricos de Santiago de Chile, fue el lugar donde grupos de jóvenes se juntaron para protestar contra la subida en el boleto del metro. Lo que parecía una inofensiva protesta terminó en cuestionamientos sobre el rumbo que estaba tomando Chile.
“En los primeros mandatos de Bachelet y Piñera, las protestas estudiantiles fueron muy importantes. De hecho, parte del Gobierno actual, incluido el presidente Gabriel Boric, forjó su carrera en las calles”, subrayó Juan Pablo Araya, de la Universidad Estatal de O’Higgins.
El estallido social de octubre de 2019 y las masivas movilizaciones sociales buscaron expresar el malestar con el modelo de sociedad y las desigualdades en el país. Los más de 30 años en democracia, en los que se produjo el mayor progreso económico y social de la historia, fueron duramente criticados por la falta de cambios y por ser heredada de una dictadura feroz como la de Pinochet.
“Durante los 30 años posteriores a la dictadura, hubo mucha estabilidad —señala Kenneth Bunker, director de la encuestadora Tresquintos—, pero todo se desvaneció. Este periodo tumultuoso ha empujado a la gente a pensar en el tipo de sociedad en el que quieren vivir”.
Toda esta vorágine política agravó la crisis y desembocó en el Acuerdo de la Paz y una Nueva Constitución que presidentes de diversos partidos firmaron el 15 de noviembre de 2019. La demanda de cambio fue confirmada el 25 de octubre de 2020, cuando casi el 80% de la ciudadanía votó a favor de la redacción de una nueva constitución.
“Hoy hemos demostrado nuevamente la naturaleza democrática, participativa y pacífica del espíritu de los chilenos y del alma de las naciones honrando nuestra tradición de república”, dijo Sebastián Piñera, expresidente de Chile, luego de que el “sí” se impusiera para la redacción de una nueva constitución.
Para Araya, el estallido no surgió espontáneamente, sino que se explica por “un sistema muy elitista que no ha sabido dar respuesta a las demandas sociales”
Manifestantes durante estallido social en Chile, octubre de 2019. Foto: composición LR/ AFP
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La nueva constitución propone pasar de una “República Democrática” hacia una “Democracia Paritaria” y plantea que las mujeres ocupen al menos el 50% de todos los puestos en el Estado y presenta medidas para alcanzar la igualdad. Esto es un reflejo de la redacción del texto que por primera vez en el mundo se hizo con igualdad en hombre y mujeres.
“Que esta Constitución se haya escrito en forma paritaria se refleja tanto en los derechos que han sido considerados como en la forma en que se organiza el Estado —afirma Lita Vivaldi a BBC, doctora en sociología de la Universidad de Londres— La democracia paritaria es un principio que inunda toda la Constitución. Esa es una diferencia radical”.
El nuevo texto deja de lado lo consignado en la Constitución actual (“La ley protege la vida del que está por nacer”) y reconoce el ejercicio libre, autónomo y no discriminatorio de los derechos sexuales y reproductivos, y plantea que el Estado debe asegurar las condiciones para un embarazo, parto, y maternidad voluntaria y protegidos, y para una interrupción voluntaria del embarazo.
La nueva constitución define a Chile como un Estado Plurinacional e Intercultural, y reconoce a 11 pueblos y naciones: Mapuche, Aymara, Rapa Nui, Lickanantay, Quechua, Colla, Diaguita, Chango, Kawashkar, Yaghan, Selk’nam “y otros que puedan ser reconocidos en la forma que establezca la ley”, señala el texto. Este es un cambio radical a la constitución de Pinochet, que no mencionaba a los pueblos originarios ni indígenas.
La constitución de 1980 definía la Congreso con dos ramas: la Cámara de Diputados y el Senado. Y se precisa que ambas tienen por finalidad la formación de leyes, las cuales pueden ser perfeccionadas por el Senado. El nuevo texto elimina el Senado y crea dos cámaras de poder “asimétrico”. Un congreso de Diputados para la elaboración de leyes (con 155 integrantes) y una cámara delimitada a las leyes regionales.
Las manifestaciones se extendieron por días donde se empezaron a pedir cambios profundos en la sociedad. Foto: AFP
A días del histórico plebiscito, las encuestas apuntan al fracaso de la propuesta de reemplazar la Constitución heredada por la dictadura de Augusto Pinochet. Los sondeos coinciden en porcentajes que llegan al 56% del “no” y se distancian entre 4 y 12 puntos, de acuerdo a AFP.
No obstante, las encuestas también muestran un gran porcentaje de indecisos, del 10% y 15%, que pueden hacer una diferencia en la decisión final.
“Yo voto ‘rechazo’ principalmente porque la idea de gestar (la nueva Constitución) nació en un momento de mucha crisis en nuestro país; no fue una decisión tomada con objetividad”, dijo Luz Galarce, educadora, a AFP. “Creo que con la forma en que la gente se manifestó mostramos el lado más oscuro de los chilenos: destruir por destruir”, agrega la mujer la mujer de 53 años.
Sin embargo, para Esteban Córdoba, un artista de 40 años, el cambio de la carta magna “abre una ventana, todavía no una puerta, para que nos convirtamos en una nación desarrollada”. Y afirma: “Toda constitución debe renovarse cuando hay una necesidad de transformación en un país”.
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El presidente Gabriel Boric anunció que si la ciudadanía rechaza la propuesta de nueva constitución en el plebiscito del 4 de setiembre, se impulsará un nuevo proceso. El mandatario aseguró que buscarían convocar nuevamente a una votación para que los chilenos elijan a nuevos miembros para una segunda Convención Constituyente.
“De ganar la alternativa ‘rechazo’, vamos a tener que prolongar este proceso por un año y medio más, donde se va a tener que discutir todo de nuevo, a partir de cero”, dijo Boric.
En entrevista para La República, Oscar Daniel Jadue Jadue, político chileno del Partido Comunista de Chile, dijo que “si este camino fracasara, habría que buscar una ruta alternativa de cambio constitucional y, para el Partido Comunista, lo más propicio siempre será una asamblea constituyente de plenos poderes“.
Por su parte José Rodríguez, diplomático chileno, analizó los escenarios si se rechazara la nueva constitución: “Borraríamos la angustia de vivir a la orilla de 11 naciones que tendríamos que recorrer con ‘pasaporte’. Cancelaríamos la ceremonia del adiós a la república bicentenaria y al Estado unitario. Tanto o más importante, la caída de los indicadores-país se detendría a la altura del entrepiso, sería más fácil instalar las bases de una buena economía mixta y quizás podríamos convencer a los políticos incumbentes de que son ellos los que deben refundarse”.
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El Servicio Electoral de Chile (Servel) informó que el voto será obligatorio sin excepciones para quienes estén en el país. La única excepción regirá en los ciudadanos que estén en el extranjero, para quienes el sufragio seguirá siendo voluntario.
De acuerdo a Servel, hay 15 173 857 personas que están habilitados emitir su voto. Y según una encuesta de Pulso Ciudadano, se tiene previsto que entre el 74,7% y 79,5% del total de chilenos acuda a votar el domingo (equivalente a 11 624 076 personas)
Las multas oscilan entre los $29.120 y $174.740, aproximadamente.
A partir de las 8:00 a. m. estarán habilitadas las mesas con al menos tres vocales. Los locales cerrarán a las 18.00 horas, siempre y cuando no haya votantes esperando en la fila.