Un millar de peluches quedaron esparcidos este lunes 30 de noviembre por la principal plaza de Bogotá con un mensaje de denuncia: la violencia sexual que a diario castiga a 37 niños y niñas en Colombia. Los juguetes fueron ubicados junto a pancartas en las que se leían consignas como “debes denunciar a los abusadores”.
Con esta protesta, Aldeas Infantiles SOS llamó la atención sobre las agresiones que, según la ONG internacional, aumentaron durante el encierro forzado por la pandemia de la COVID-19.
La organización, que desde 2016 promueve esta campaña, también hizo notar la revictimización que sufren los menores atacados. Cuando se presenta un abuso o maltrato, que en el 80% de los casos ocurre en el entorno familiar, los niños y niñas suelen ser apartados de sus padres.
“Debe separarse principalmente al adulto abusador”, clamó en un comunicado Ángela Rosales, directora en Colombia de Aldeas Infantiles SOS, presente en 136 países.
Durante la manifestación simbólica en la plaza de Bolívar, frente al Congreso, personas pidieron un castigo efectivo contra los agresores sexuales.
Aunque Colombia incorporó este año la cadena perpetua para violadores y asesinos de niños y adolescentes de hasta 14 años, solo el 7% de los capturados son finalmente condenados, de acuerdo con la entidad.
Según el Instituto Colombiano de Bienestar Infantil, solo entre enero y octubre, Medicina Legal, la autoridad forense de la nación, registró los casos de 12.874 menores que presuntamente fueron vulnerados.
El Gobierno del país cafetero impuso en marzo un confinamiento contra la pandemia que se extendió hasta setiembre, tiempo en el cual los organismos oficiales reportaron un importante aumento de las denuncias de violencia intrafamiliar.