Las protestas en Nicaragua contra Daniel Ortega iniciaron por unas fallidas reformas de la seguridad social; pero ahora, los ciudadanos, exigen la renuncia del mandatario. ,Un grupo de parapolicial a favor del presidente Daniel Ortega en Nicaragua irrumpió violentamente en la basílica de San Sebastián, en la ciudad de Diriamba, y agredió a varios obispos y periodistas. La agresión ocurrió cuando los obispos viajaron a Diriamba, a 42 kilómetros al sur de Managua (Nicaragua), para liberar a un grupo de paramédicos y misioneros rodeados por los parapolicías en el templo. PUEDES VER Sigue violencia tras anuncio de Ortega "Gracias a Dios hemos podido llegar a Diriamba y sacar a las personas que estaban en la basílica como rehenes. Lo que nosotros hemos sufrido no es nada comparado con lo que ha sido víctima la mayoría en Nicaragua", dijo el obispo Silvio Báez, quien además fue herido en su antebrazo derecho. La situación se presentó después de que una delegación de la iglesia católica, acompañada por la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPHD), entró en la plaza central de Diriamba, cuya basílica estaba rodeada de unos 200 encapuchados paramilitares y parapolicías, así como decenas de policías fuertemente armados y algunos de ellos también con los rostros tapados. Cuando los obispos llegaron al lugar, los agentes uniformados desaparecieron para dar paso a centenares de encapuchados civiles y simpatizantes de Ortega. Esos grupos se aproximaron a la basílica al grito "¡entreguen las armas!" y "¡No eran estudiantes, eran delincuentes!", en referencia a los universitarios asesinados por la represión. El cardenal Leopoldo Brenes intentó dirigirse a los simpatizantes de Ortega, quienes le gritaron "¡asesino!" y "¡culpable!". En medio de una fuerte tensión, los obispos consiguieron acceder al templo, al igual que algunos simpatizantes orteguistas, que gritaban consignas a favor del presidente. En el interior del templo había al menos una docena de paramédicos y religiosos con batas moradas y la cara cubierta con tapabocas que esperaban ser liberados por los obispos. Ese grupo fue evacuado por una puerta lateral de la basílica, mientras los sacerdotes intentaron bloquear el acceso trasero, sin éxito. Durante el forcejeo los encapuchados agredieron brutalmente con puñetazos a los obispos, a quienes encañonaron con pistolas, lo que les permitió acceder al interior del templo armados con machetes y pistolas. En medio de la confusión, los sacerdotes intentaron abandonar el templo como pudieron por la puerta trasera, pero nuevamente fueron agredidos por los encapuchados. La muchedumbre a favor de Daniel Ortega aprovechó el momento para golpear a los periodistas que cubrían el evento, además de robar y destruir sus teléfonos y equipos de trabajo, en los que habían registrado la jornada.,
