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Mascotas

¿Dependencia canina? Recomendaciones para llevar una relación “no tóxica” con tu mascota

"Si un perro se porta mal no debe ser castigado; por el contrario se tiene que atacar al problema que muchas veces se encuentra en el mismo tutor", señalan los especialistas.

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Los especialistas sugieren que no se debe castigar al perro ante una mala conducta sino atacar el problema. (Foto: composición Huffington Post / La Vanguardia)

La relación entre el hombre y el perro ha sido objeto de debate durante muchos años; debido al fuerte vínculo que se establece entre ambos. La prueba de ello es la aparente fidelidad del can hacia su tutor ante cualquier situación que comprometa su vida.

Esta conexión que existe entre ambos es única, ya que el ser humano dejó de considerarlo una mascota para convertirlo en un compañero de vida.

El proceso de domesticación

Para la Etología, ciencia que estudia el comportamiento animal, el perro no siempre fue “el mejor amigo del hombre”, ya que este vínculo se estableció luego de un proceso de domesticación de su ancestro, un primo del lobo y no este feroz animal en sí, hace casi 40.000 años.

Francisco García, magíster en Etología Canina y director del Centro Equilibrio Canino, señala que esta diferenciación se refleja en el tiempo que dura el proceso de adecuación que hay en los cachorros, debido a que ellos pueden percibir a las personas pese a nacer con los ojos cerrados.

La Etología trata de resolver problemas de conducta. (Foto: Club Canino)

Esta adaptación sería la clave para que los canes pierdan el temor hacia las personas y con ello iniciar un acercamiento.

“Si bien el perro abre los ojos dos semanas después, puede oír y sentir al ser humano porque hay un proceso de adecuación, entonces conforme pasa el tiempo va desapareciendo el impulso predador o el miedo que podría sentir ese animal al ser humano y por eso es que empieza a tener una preferencia hacia él”, manifiesta el especialista consultado por La República.

Los cambios epigenéticos

El “síndrome o fenotipo de domesticación” fue acuñado por Charles Darwin, en referencia a los cambios físicos encontrados en animales domésticos como el perro. Entre ellos tenemos: el hocico más corto, orejas caídas y falta de pigmentación en algunas zonas de la piel.

Más de cien años de esta tesis, científicos del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC en Barcelona mostraron, en 2019, que la domesticación se dio a través de cambios epigenéticos, es decir, por modificaciones en la expresión de genes.

Por su parte García agrega que la influencia de las condiciones ambientales fue lo que provocó cambios en el ADN, lo que a su vez modificó la expresión de los genes, el fenotipo. Esto provocó cambios semigenéticos como resultado de una interacción prolongada con el ser humano.

Características psicológicas del perro actual

Un estudio de la Universidad de British Columbia demostró que el perro posee el desarrollo cognitivo, emocional y el coeficiente intelectual promedio de un niño de dos años.

En esa misma línea, el director de Equilibrio Canino manifiesta que debemos entender que los perros son criaturas sumamente sensibles a causa de su esquema cerebral que es muy similar al de una persona.

El coeficiente intelectual del perro si es medible. (Foto: Mallorca Diario)

“El perro tiene el neocortex mucho más delgado y por lo tanto se conecta con el sistema límbico y este se encarga de las emociones, en palabras sencillas los perros son mucho más emocionales que un niño de dos años”.

El sentimiento de apego

Como se dijo en líneas anteriores, el perro desarrolla su afinidad con el hombre en las dos primeras semanas de su existencia.

Durante los dos primeros meses de su desarrollo, los canes atraviesan por el periodo de la impronta (0 – 2 meses); aquí el cachorro deja de lactar y la madre le enseña la inhibición de la mordida mediante la liberación de feromonas.

Luego viene el proceso de sociabilización temprana (2 - 4 meses), allí es cuando se expone lenta y sutilmente al animal a todo tipo de estímulo. Asimismo, se va desarrollando el apego hacia el tutor.

Los cachorros no abren sus ojos por la no formación del tercer párpado y el iris. (Foto: ¡HOLA!)

“Entre los dos y cuatro meses se da la creación del vínculo, este es algo infinito no es algo que empiece y termine, eso nunca acaba. Uno va cambiando y el perro también. Los primeros meses que está en tu casa van a marcar mucho más porque te va a conocer”, declara el experto respaldando este proceso del crecimiento canino.

En esa misma línea, recomienda que “lo ideal es recibir a un perro a los dos meses, no se le puede separar antes de la mamá”.

De suceder lo contrario, nuestros amigos peludos solo morderán o presentarán hiperactividad, lo que hace que el sujeto utilice más órdenes y más castigos, lo cual va a generar un perro adulto problemático.

¿Dependes de tu perro o tu perro depende de ti?

El etólogo canino sostiene que si sumamos los factores antes mencionados: los 30.000 años de domesticación, el desarrollo cognitivo, la sensibilidad emocional y el desarrollo del apego; el perro si depende bastante del instructor.

“Nosotros podemos vivir sin ellos, pero vivimos mejor con ellos. La primera, segunda y tercera prioridad de un perro es su tutor, él es todo su universo mucho más que para nosotros es nuestro papá”, añade.

La dependencia puede generar un estrés para ambos. (Foto: La Vanguardia)

Sarela Quiroz, psicóloga psicoterapeuta, manifiesta que el ser humano es un ente afectivo y social, por ende, requiere de alguien para interactuar, ya que vive mejor cuando recibe y da afecto.

“El perro tiene una cierta dependencia, es más nosotros reforzamos esta dependencia emocional de la mascota”, resalta la integrante del Centro Psicológico Yo puedo.

En esa misma línea, destaca que nuestras mascotas se convierten en un potencial receptor de afecto al terminar de integrarse al entorno de su tutor lo que terminará generando una sensación de confort recíproco.

Por otro lado, también advierte que estas manifestaciones tienen que tener un equilibrio de lo contrario podrías ser dañino al acostumbrarnos tanto a nuestros compañeros, debido a que muchas personas buscan suplir algunas carencias afectivas que el animal tiene que cargar.

Los perros no viven en manda porque estos no luchan para sobrevivir. (Foto: Plumas y Patitas)

Un aspecto muy importante y que se debe aclarar es que, si bien el perro vive con los humanos y dependen en su mayoría de él, no significa que vivan en manada, ya que estos animales no conviven con los de su misma especie y no comparten el instinto cazador.

“Ni por definición ni por supervivencia los perros viven en manada. Viven con seres humanos”, dice Francisco.

Tips para no llevar una “relación tóxica” con tu engreído

Equilibrio Canino es una institución que no busca formar un perro obediente sino equilibrados. Por ello, Francisco García comparte los siguientes consejos para que la relación con tu mascota no sea tóxica.

- El guía no debe actuar como una “abuela engreidora”, ya que también aparecerá la figura del sargento controlador. Esto tiene que evitarse; debido a que esta bipolaridad puede ser muy dañina.

- Nunca se castiga o se corrige al perro: se debe corregir la situación que crea el problema, y “muchas veces el problema está en el tutor”.

- No buscar una mascota obediente

- El perro necesita satisfacer sus necesidades instintivas, cognitivas, emocionales y físicas.

Por su parte la psicoterapeuta Quiroz sugiere:

- Tomar en cuenta que tanto perro como tutor tienen espacios diferenciados.

- Nuestra vida no debe estar centrada en darle atención exclusiva al can para que no llegue a irrumpir en algún momento el espacio privado o nuestras relaciones personales.