Por: Estéfany Luján
Hace ya 18 años, Sonaly Tuesta emprendió un gran viaje con el objetivo de mostrar al Perú el espíritu de sus habitantes. A través de ‘Costumbres’ difundió la cosmovisión de pueblos recónditos hasta entonces invisibilizados. Una enfermedad viral amenazó con detener su travesía en junio del 2016. Ahora, revela que escribió un libro para agradecer a quienes compartieron saberes con ella.
¿Cómo se inicia tu aventura en ‘Costumbres’?
Quería contar historias desde que era muy niña. Estudié Ciencias de la Comunicación, pero aún no estaba segura de qué cosa quería contar. Ya en el camino me di cuenta de que quería reafirmar mi identidad. Soy de Amazonas, de Lámud y quería que la gente conozca de dónde vengo. Cuando presenté el proyecto de ‘Costumbres’ a TV Perú les gustó. Poco a poco se fortaleció esta idea de hablar a partir de que las personas tienen la necesidad de compartir sus historias, quieren que los vean en sus fiestas.
¿Qué diferencia a ‘Costumbres’ de otros programas de viajes?
Sin la gente mi programa y yo no existimos. La prioridad siempre es que ellos cuenten su propia historia porque son quienes la conocen.
Un viaje es un gran aprendizaje.
No entiendo un viaje si no hay este encuentro con la gente. Soy mejor persona gracias a quienes me enseñan saberes importantísimos. Compartir con ellos me hace más libre y más humana.
¿Qué cambió después de la enfermedad que superaste?
Pensaba que era invencible y cuando me pasó me sentí super vulnerable. Hoy me exijo, pero ya no tanto, me tengo más paciencia. Mi vida cambió y la gente me acompaña en este proceso. Celebran mi recuperación, me dicen “yo recé por ti”.
¿Ayudó el cariño?
Esa energía recibida fue super importante. Ya tengo un libro, se llama También recé por ti, es probable que salga en marzo. Lo escribí para agradecer a la gente todo lo que hicieron por mí.
¿Cómo alentarías a viajar a las mujeres que aún temen hacerlo?
Soy feliz porque desde niña nunca me enseñaron a que el hombre es más que la mujer. Tuve una vida horizontal y la fortaleza de mi padre hizo que sintiera que podía lograr lo que quisiera. Es un entorno complicado todavía, pero nuestra libertad es tan importante que hay que ejercerla. Hay que viajar, caminar, irrumpir con esa fortaleza que tenemos en espacios no tan amables para las mujeres. Creo que lo estamos logrando, hay muchísimas chicas jóvenes viajeras, blogueras que están dando una lección.
¿La lección más vital de viajar?
No puedes vivir en un país y hacer algo si no lo conoces, si no tienes la visión o la mirada hacia otro lado. Creo que te abre la mentalidad y te enseña, te da experiencias que además te hacen feliz. Porque el viaje nunca termina, es inagotable.