Aydee Soto: “Cuando corro me siento libre y en paz”

Ultramaratonista. Participé en Desert Challenge de 100 kilómetros en Paracas, llegué segunda. Después en el Trail Menorca Camí de Cavalls, prueba de 185 kilómetros que se realiza en España, quedé cuarta. Gané la Amazon Race Forest de 42 kilómetros en Tarapoto y otras carreras más.,Aydee Soto es una ayacuchana que lleva corriendo 17 años de su vida. Pese a vivir en carne propia el terrorismo, logró cumplir su sueño de ser deportista. Ante la falta de su padre en el hogar, asumió el compromiso de educar a sus cinco hermanos, a quienes considera como sus hijos, razón por la que le cerró la puerta a la maternidad a sus 40 años. Naciste en Ayacucho y fuiste una víctima del terrorismo. Recuerdo que tenía cuatro años y los militares “invitaron” a mi papá a conversar fuera de casa, pero jamás regresó. ¿Nunca supieron de él? Jamás. Mi mamá lo buscó por años. A causa del terrorismo, nos escapamos al Vraem con mis hermanos. Yo soy la mayor. El trabajo para una mujer era duro, por eso estuvimos poco tiempo ahí. Luego regresamos a Huanta. ¿Tienes la esperanza de ver a tu papá? Sería una luz en mi vida. ¿Fuiste a estudiar a Cusco? Una tía me llevó a estudiar la primaria y parte de la secundaria allá. Tenía miedo de decir que venía de Ayacucho porque los niños no se te acercaban por el terrorismo. ¿Qué recuerdas de tu niñez? Yo no disfrute mucho de mi niñez porque yo cuidaba de mis hermanitos. Mi mamá me dejaba sola y les cocinaba. Al principio quemaba la comida, pero así aprendí (sonríe). ¿Cuándo vienes a Lima? A los 15 años y me pusieron a trabajar como empleada del hogar. Me pagaban un sueldo mínimo y estudiaba la secundaria por las noches. Enviaba dinero a mi mamá para que pudiera mantener a mis hermanos. ¿Eras quien sostenía el hogar, con tus hermanitos? Sí. Cuando llegué a Lima por muchos años trabajé como empleada del hogar. Tuve la experiencia de trabajar en casa de una familia que vivía cerca del Pentagonito (San Borja) y yo admiraba a los atletas y salía a correr, pero no tenía la velocidad de ellos. Me di cuenta de que cuando corría me sentía libre y en paz. Así te animaste a seguir ese deporte… Me fui a vivir a San Juan de Miraflores y conocí atletas. Ellos me animaron a entrenar. Participé en algunos campeonatos, pero cuando venían deportistas de Huancayo me ganaban y yo decía: “¿Por qué?... Ah, ellos vienen de allá”. Ahí dije “dejo todo y me voy a Huancayo”. A mis hermanos les dije: “Yo les ayudo hasta acá nomás”. Empezaste tu carrera deportiva… Sí, a los 23 años me fui a Jauja. Llegué y conocí a mi entrenador Heriberto. Por 10 años entrené con él. ¿Te gustaría ser madre? No, ya para qué (risas). Ya crié a mis hermanos. Ellos son como mis hijos. Participaste del Marathon Des Sables, que es una competencia de 250 Kilómetros que se completaba en 7 días… Le dije a mi entrenadora, Barbara Koch, que quería participar y gracias a Dios logré ingresar. Tenía dinero ahorrado y Civa también me ayudó. ¿Cuánto cargabas? Diez kilos. Llevé mi comida, ropa (atún y galletas), agua, mi carpa y un par de zapatillas. Llegué en cuarto lugar, pero volveré a intentarlo el otro año. ¿Qué te gustaría para más adelante? Tener mi casa en la campo. Criar mis animales y cosechar en mi chacra. Vivir tranquila. Así me gustaría acabar mi vida (cierra los ojos mientras sonríe). ❧