Vía crucis. Hace 15 años, integrantes de la etnia shipibo-conibo se asentaron en Cantagallo, Rímac. Ya padecían carencias en su comunidad en Ucayali y esperaban salir adelante. En realidad, iniciaron otro drama. El extenso incendio de ayer es parte de esa tragedia. La Defensoría indica que hay 2.038 personas afectadas. Luego del incendio, sujetos de mal vivir robaron lo poco rescatado. Un niño de 11 años resultó con graves quemaduras. Damnificados reclamaron que el alcalde Castañeda Lossio desechó el Proyecto Río Verde, que los beneficiaba, por un bypass intrascendente., “¡El infierno estuvo acá por Cantagallo!”, se lamentó Yesica Huaya Cauper, sentada en un rincón de lo que quedó de su casa, reducida a escombros por el incendio que destruyó 436 viviendas y talleres de la comunidad shipibo-conibo, en el Rímac. Según la Defensoría del Pueblo, el siniestro dejó 2.038 personas afectadas y gran pérdida económica. PUEDES VER: Soñaban con la tierra prometida y hallaron promesas incumplidas Yesica no podía creer lo que la rodeaba. Miraba al cielo pidiendo explicaciones por la tragedia. Su esposo Carlos López Domínguez trataba en vano de consolarla. Sus cuatro pequeños hijos revelaban en sus miradas temor y hambre. Lo único que los mantenía medianamente tranquilos es el hecho de que, junto a otras decenas de familias, alcanzaron a escapar de las llamas. El fuego empezó poco después de la medianoche. Y al amanecer, lo que quedaba en ese sector de la ciudad era desolador. Sollozos y gritos se confundían con las sirenas de bomberos. Fierros retorcidos, cables de electricidad colgando de los postes, instrumentos y herramientas calcinadas, viviendas reducidas a cenizas, vecinos desconsolados, llorando, con los ojos llenos de rojo sangre, producto del humo y el fuego cercano. Sueños truncos y desesperanza. Hombres y mujeres, niños y adultos, observaban las cortinas de humo como si fueran una enorme sábana gris. Los afectados buscaban entre las ruinas algo que pudiera servir para lo que venía. Para esas horas de incertidumbre que les espera a estas pobres familias. El fuego se llevó sus hogares con todo lo que tenían adentro. Se inició en una tienda De inmediato, desde tempranas horas de la mañana, los noticieros y las redes sociales se llenaron de lamentos y críticas. Todos recordaban los padecimientos de los ciudadanos shipibos-conibos desde que se asentaron en las cercanías del río Rímac. Fueron logrando algunas conquistas como certificados de posesión y promesas de reubicación, pero también muchas carencias, sobre todo de servicios básicos, como la luz. Pocas autoridades, locales y nacionales, se interesaron por ellos. Pero ¿dónde se inició el devastador incendio? A Alejandro Bodero Casapilla lo despertó su esposa, a los gritos, zarandeándolo. “Levántate, algo se está quemando”, le repetía. Alrededor, el aire empezaba a ser asfixiante. Aún dormido y descalzo, salió de su casa-taller, atravesó un pasillo angosto. Allí fue que vio la tienda de su vecina que ardía y generaba un humo denso. “Yo fui el tercer vecino afectado, el fuego empezó en la tienda de la familia Chancasana”, afirmó, con seguridad. A sus 55 años, Alejandro dejó atrás su ropa, sus herramientas, su casa y sólo tuvo tiempo para rescatar a su familia. Un niño quedó grave “Cuando salí escuché los gritos de dos hermanitos, uno de ellos se arrojó del segundo piso”, contó el testigo. Se trataba de L.M.L.R. (11), quien resultó con quemaduras de tercer grado en el 55 por ciento de su pequeño cuerpo. Hasta anoche permanecía en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital del Niño. "El niño tiene también un compromiso pulmonar", comentó el doctor Luis Fuentes Tafur, jefe institucional del Instituto de Gestión de Servicios de Salud. Explicó que durante y luego del evento se atendió a más de un centenar de personas con problemas respiratorios, con crisis hipertensiva y síndrome ansioso. Hay tres hipótesis Las cuatro horas de fuego intenso alcanzaron para dejar en ruinas a la comunidad shipibo-conibo asentada entre la Vía de Evitamiento y el río Rímac, a la altura del puente Huánuco. ¿Qué fue lo que originó el fuego? Seguridad del Estado investiga tres hipótesis principales sobre las causas. La línea de investigación más firme es la de un posible cortocircuito. Una segunda arista es que se haya propagado por una vela encendida. Sin embargo no se descarta un atentado. Los agentes de Seguridad del Estado explicaron que basan las dos primeras hipótesis porque hubo varios cortes de electricidad en la zona y fue tras ello que se inició todo. El corte de energía eléctrica, según dijeron algunos damnificados consultados por La República, fue para que los dirigentes asistan a una reunión. “Hay personas que han estado 'pirateando' electricidad desde los postes que conducen 10 mil voltios de energía”, sostuvo el coronel PNP Jorge Padilla Bonifaz. Material inflamable El fuego se propagó con gran rapidez debido a la presencia de viviendas de material rústico y por un detalle que no pasó inadvertido: los numerosos artículos inflamables almacenados en algunos talleres en la zona. Además, la dirección y velocidad del viento, frente al Río Hablador, fue un factor que alimentó las lenguas de fuego, indicó el comandante de bomberos Manuel Vera. Explicó que las zonas afectadas fueron la segunda y tercera etapa de Cantagallo. En la segunda etapa se encontraban talleres de confección de maletas y morrales. Todos los materiales y maquinarias quedaron inservibles. Mientras que en la tercera también había más talleres. “Lo que más meduele son los recuerdos, todos los perdí en este infierno que pasó por Cantagallo”, revela la abatida Tania Chuquipiondo. El músico Wilson Valles Valles, presidente de la Comunidad Indígena Urbana Shipibo-Conibo de Lima Metropolitana, confesó: “En 20 minutos se me quemó la vida”. “Ayer nomás me había comprado mi teclado y mi batería electrónica”, refiere con rabia e impotencia. “Me quedé sin nada, hasta ropa me han prestado”, nos dice. Una mujer que está cerca le dice: “No se quede acá, anótese para que lo consideren en la ayuda de la Municipalidad (de Lima)”. El dolido dirigente le responde: “¿Por qué nos van ayudar ahora si nunca lo han hecho?”. Decididos a quedarse Al lado de sus objetos, en la misma zona donde estuvo su vivienda y ahora hay cenizas, se quedarán los integrantes de la comunidad shipibo-conibo de Cantagallo. No quieren reubicaciones o traslados. Ellos están firmes en el lugar al que llegaron hace 15 años. "No necesitamos dádivas de las autoridades, queremos reorganizarnos y poder construir nuestras viviendas. No nos vamos a mover de Cantagallo, resistiremos. En la mañana, el alcalde preparó una carpas en la zona de Martinete, pero no iremos a ese lugar", declaró Delmer Ramírez Nunta, vicepresidente de la asociación de la comunidad shipibo-conibo de Cantagallo. ¿Por qué la negativa de trasladarse al sector denominado Martinete (cuadras 6 y 7 del Jirón Amazonas, en los Barrios Altos)? Se debe a la falta de seguridad en dicha zona. Indicaron que en ese lugar transitan personas de mal vivir y a diario se producen asaltos. En la mañana, el alcalde de Lima, Luis Castañeda Lossio, llegó hasta la zona de Martinete y supervisó los trabajos de instalación de decenas de carpas. Pero la mayoría no aceptará la oferta edil. "Los vecinos de Barrios Altos no quieren que nos marchemos a Martinete. Sentimos discriminación de parte de los vecinos. Esto lo vimos el 2012 cuando la ex alcaldesa Susana Villarán ofreció ubicarnos allí. Fuimos y recibimos amenazas. Por eso afirmamos que no nos moveremos de aquí", manifestó Delmer Ramírez. Mientras, en Cantagallo, los servicios básicos están desactivados. No hay agua, luz ni desagüe. Además, la población se viene atendiendo en los centros de salud más cercanos, como Piedra Liza o en los hospitales Hipólito Unanue o Dos de Mayo. "Aquí, en la comunidad, tenemos chamanes y nos curamos mediante nuestras plantas medicinales. Recién cuando es grave nos acercamos a los centros de salud", explicó Ramírez. Pide que se reubique Mercedes Aráoz, actual presidenta en funciones ante la ausencia de Pedro Pablo Kuczynski, visitó la zona de Cantagallo. Ella conversó con algunos de los vecinos que resultaron afectados por el incendio y les aseguró que tienen todo el apoyo del Gobierno luego de la tragedia que están atravesando. “Lo mejor es que no se queden, porque acá hay un tema de salud pública muy alto, mejor vayan a las áreas de seguridad para guarecerse”, pidió Aráoz a los vecinos de Cantagallo que todavía se encuentran en la zona de emergencia. Además, cuatro ministros de Estado acudieron a la zona del desastre para atender las necesidades de las familias, pertenecientes a la comunidad shipibo-conibo. Se trata de los titulares de Salud, Patricia García; de Desarrollo e Inclusión Social, Cayetana Aljovín; de Justicia, Marisol Pérez Tello; y de Cultura, Jorge Nieto. Vivienda apoyará Por su parte, el ministro de Vivienda, Edmer Trujillo, anunció que su cartera apoyará mediante el programa Techo Propio la construcción de las viviendas de las personas afectadas por el incendio. “Hoy debemos hablar de cómo resolvemos este problema, si se quedan acá o van a otro lado. Esto también es un tema municipal. Lo que tenemos que apoyar, lo hemos dicho con claridad, es a través de nuestros programas de vivienda como Techo Propio, por ejemplo”, afirmó el titular de Vivienda. Ladrones 'solidarios' aprovecharon para robar objetos rescatados Mucha gente de mal vivir que llegaba a dar su ‘solidaridad’ a los afectados se aprovechó de la dramática situación para saquear objetos de valor rescatados por sus propietarios. Se llevaron artefactos, ropa, calzados. “No respetaron el dolor ajeno”, dijo Graciela Humpire Bernedo, una damnificada. “Lo hemos perdido todo, señor, lo poco que teníamos nos costó trabajo y sacrificio. Ahora no sabemos qué hacer, encima han llegado ladrones y nos han saqueado”, señaló, por su parte, Isabel Rengifo Moreno. Isaac Pinedo López y su esposa Melaida Bardales dijeron que mucha gente les ofreció ayuda, pero solo aprovecharon para llevarse las cosas que rescataban.