El fujimorismo se obsesiona con la libertad de expresión.,No es una oportunidad propicia para la celebración del día mundial de la libertad de prensa que se conmemora hoy, pues esta se viene deteriorando en muchos países, incluyendo el Perú por el pernicioso embate fujimorista que muchos han llamado obsesión. El periodista danés Fleming Rose, quien es investigador del Cato Institute, anotó hace unas semanas en El País que Europa corre el riesgo de echar a perder el sistema que garantiza la libre expresión si, para combatir el odio o las noticias falsas, usa medidas propias de dictaduras. Agrega que mientras se pensaba que la tecnología digital a disposición de los ciudadanos significaría una edad dorada de la libertad de expresión por el fin de la censura, lo que se constata es que esta herramienta al servicio de los gobiernos con vocación de autocracia puede mellar mucho a esta libertad. Regímenes de vocación censora hay en todo sitio. De Venezuela a Ecuador, donde la presión llega al absurdo de sancionar a medios que no difundieron un reportaje publicado en un diario argentino sobre el candidato opositor al gobierno, hasta Europa. Rose señala que Turquía tiene el récord mundial de periodistas encarcelados, más que en China, Corea del Norte y Cuba. Y en Rusia, el Kremlin dicta lo que deben decir los noticieros de TV con el argumento de que la armonía social es más importante que la libertad de expresión. Agrega que los medios críticos del gobierno tienen hoy problemas en Polonia, Francia y el Reino Unido mediante la creación de dificultades económicas, y que en Alemania hay propuestas para combatir la difusión de noticias falsas y lenguaje de odio. Rose adelanta el problema obvio: “No hace falta volver muy atrás para saber qué pasa cuando los gobiernos se erigen en árbitros de la verdad”. Es lo que ha revelado el fujimorismo que pretende hacer con la libertad de expresión en el Perú mediante un embate consistente en proyectos de ley que pretenden subordinar al periodismo al poder político. Desde el proyecto de ley que proponía una veeduría de medios y el impedimento de que acusados dirijan un medio de comunicación, su posterior replanteamiento por una iniciativa que apunta a lo mismo, hasta la propuesta de que los medios destinen el 2% de su facturación al fondo de seguridad social del canillita. El fujimorismo confirma, lamentablemente, que tiene una obsesión fatal con la libertad de expresión y que es su peor amenaza en el Perú dentro de un proceso de deterioro que es global.