Durante estos meses he propuesto y defendido la renovación en el congreso. ¿Pero cómo puedo hablar de renovación si pertenezco a la agrupación política más antigua del Perú? Porque la renovación no implica exclusivamente ser jóvenes en edad, tampoco nuevos en la política, ni “independientes”. La renovación implica cambios de mentalidad, cambios en el accionar y, sobre todo, nuevas perspectivas desde la valoración y evaluación de la propia experiencia para mejorar sin arriesgar nuestro futuro como país. No todo lo nuevo renueva, viejas prácticas con nuevos rostros son estafas cotidianas. Por ello considero que la renovación es más sólida si se impulsa desde las instituciones y organizaciones más estables. Es en ese sentido que propongo las siguientes iniciativas para renovar el congreso: 1. Renovar la representación con nuevos distritos electorales. Lima tiene 36 congresistas que en su mayor parte están desarraigados de la realidad, las necesidades y aspiraciones de los limeños. El centralismo se reproduce en la propia Lima Metropolitana. Proponemos la constitución de 5 distritos electorales (Lima Norte, Lima Sur, Lima Este, Lima Centro-Cercado y Lima Oeste, y que cada una de estas jurisdicciones elijan sus representantes. Ello mejoraría la representación, el control ciudadano y renovaría la clase parlamentaria en la propia capital. 2. Articular la representación congresal con lo local. Los congresistas por Lima representan no sólo a la capital del país, sino que además representan una capital heterogénea y diversa, con múltiples realidades. Se escucha en los ciudadanos de Lima aquella expresión: “son elegidos y luego no regresan”. Lo que denota la desconexión entre la “representación congresal” y los problemas cotidianos de los limeños (seguridad, empleo, titulación, etc.). Proponemos, para articular esfuerzos y coordinaciones interinstitucionales, la realización permanente de audiencias distritales, sociales o “cono-urbanas” de los congresistas y que debería realizarse con la participación de las autoridades locales como del gobierno central. 3. Ejercer el control político y la fiscalización. Son funciones que deben ser reforzadas y desarrolladas con protocolos y criterios de resultados. Los congresistas deben visitar constantemente las diversas instituciones públicas y, sobre todo, las de salud, educación o seguridad ciudadana. Su presencia vigilante ayudaría a mejorar o corregir su gestión, mejorar la atención pública y recibir la información necesaria para la elaboración de iniciativas legislativas innovadoras. Ello ayudaría a superar la lejanía del congreso con los ciudadanos. 4. Renovar parcial del Congreso. Los ciudadanos tenemos un día cada cinco años para elegir nuevos representantes, o reelegir o sancionar a los 36 congresistas por Lima o a los 130 de todo el Perú. Después de ese día, los ciudadanos no tenemos un sistema efectivo de seguimiento de los representantes y no podemos ejercer una función evaluadora sobre los elegidos a mitad de periodo. Ello sólo se podría modificar cada cinco años. Propongo que se implemente la renovación por tercios o mitades del Congreso; ello permitirá evaluar la representación parlamentaria a mitad de cada periodo de gobierno. 5. Desarrollar una agenda social del Congreso. Una nueva representación congresal debe poner desde un principio una agenda social para Lima y el Perú; se deben priorizar los temas de seguridad ciudadana, de promoción del empleo, derechos laborales, fortalecimiento de las microempresas, capacitación laboral, titulación, salud y educación, agua y desagüe, etc. Estos temas deben ser prioridad, por que resuelven problemas cotidianos de la gente más necesitada. 6. Suprimir privilegios en el Congreso. Los congresistas deberían ser atendidos en ESSALUD y suprimir el pago con recursos públicos de un seguro privado para ellos (en todo caso que el seguro privado se costee con su sueldo). Así mismo, no hay razón para que reciban tres sueldos adicionales en marzo, julio y diciembre; ellos deben recibir los mismos montos de que la mayoría de los servidores públicos en aquellas fechas. Lo anterior, más el levantamiento el secreto bancario y la supresión de la inmunidad parlamentaria (que propone la Alianza Popular), ayudaría a una representación congresal más cercana a los ciudadanos. Necesitamos un congreso que evolucione y se renueve; que mejore la calidad de la política en el país. Reitero, tenemos sólo un día, cada cinco años para que podamos cambiar o innovar nuestro congreso. Es necesario hacerlo dinámico, eficiente, austero y conectado con la población y sus necesidades; y que los ciudadanos puedan ejercer presión directa, supervisión y control sobre sus propios representantes. Reformando y renovando el congreso comencemos a renovar la política peruana, que es tan urgente.