La distancia que nos separa

@ElMiyashiro Leo con angustia. Voy yendo con cuidado, página a página, leyendo cada párrafo con calma para acompañar la travesía emocional que ha tenido que soportar el autor. Imaginas entonces cómo se fue construyendo la verdad del narrador, esa historia que es un viaje violento hacia el dolor más salvaje, pero también es la carrera desesperada de un muchacho buscando las razones necesarias para perdonar al que lo inventó. Acostumbrados a cerrar los ojos si es necesario para proteger nuestra frágil felicidad, formados en el arte de esconder lo que sentimos para crear realidades más amables y vivir tantas vidas que no son nuestras, criados para negar las supuestas vergüenzas que heredamos en la sangre,este texto es un texto imposible, uno que no pertenece a la tradición, un heroíco ejercicio que no está permitido a un peruano, la feroz guerra interna de un escritor para saber quién es, por qué escribe así, por qué respira, por qué seguirá viviendo. Hace algunos años en televisión contesté una broma inofensiva con algún adjetivo cojudo lleno de juvenil piconería. Me contaron que en una novela anterior me dedicó unas líneas que cobraba esa factura. Así son de torpes las broncas mediáticas. Quizás por eso, el libro se ha quedado tantos meses sobre la mesa de noche, cubierto en su plástico con cintillo de Vargas Llosa. Quizás por eso, inicié el proceso de lectura distanciado, sin querer involucrarme. No pude, he llorado sin remedio. He querido saber quién soy. He ido a abrazar a mi hijo. Tengo que agradecerte por eso, Renato Cisneros. Y por escribir con esa brutal honestidad.❧