La tarjeta de residencia permanente, conocida popularmente como Green Card, es el documento oficial que permite a los ciudadanos extranjeros vivir y trabajar en Estados Unidos de manera indefinida. No obstante, este beneficio no exime a sus portadores de cumplir con ciertas condiciones legales, especialmente cuando consideran mudarse a otro país. La permanencia fuera del territorio estadounidense puede comprometer el estatus de residencia, poniendo en riesgo la validez de la Green Card.
La preocupación sobre cómo un traslado internacional puede afectar este documento es legítima y compleja. La USCIS (Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos) ha establecido reglas claras para quienes desean mantener su estatus de residente permanente. Entender estas regulaciones es fundamental para quienes planean una larga estancia fuera de Estados Unidos o están considerando una reubicación.
El tiempo que un residente permanente puede pasar fuera de EE. UU. sin poner en riesgo su estatus es crucial. Según la normativa actual, los viajes cortos, de menos de seis meses, no suelen afectar la validez de la Green Card. Sin embargo, ausencias prolongadas, superiores a seis meses y hasta un año, podrían levantar sospechas sobre la intención del residente de permanecer en Estados Unidos. Durante este período, las autoridades pueden solicitar pruebas que demuestren que el residente no tiene intención de abandonar su residencia en el país.
Superar el límite de un año fuera de Estados Unidos puede ser aún más problemático. A partir de ese punto, la residencia permanente corre un riesgo considerable de ser revocada. La USCIS considera que ausencias prolongadas podrían ser un indicio de que el individuo ha establecido una nueva residencia en otro lugar. En estos casos, es necesario presentar una reentrada o permiso especial, conocido como “Reentry Permit”, que permite a los residentes ausentarse por hasta dos años sin perder su estatus.
Para quienes saben que estarán fuera de Estados Unidos por un tiempo prolongado, es fundamental planificar adecuadamente. El Reentry Permit es la solución que ofrece la USCIS para mantener la residencia. Este permiso debe solicitarse antes de salir del país, y el proceso implica presentar el formulario I-131. La solicitud debe ser aprobada mientras el solicitante todavía se encuentra en suelo estadounidense.
El Reentry Permit garantiza que un residente permanente pueda regresar al país tras una ausencia de hasta dos años, sin que la USCIS cuestione su intención de mantener la residencia. Es importante mencionar que este documento no es una garantía absoluta; si un residente permanece fuera de Estados Unidos por más de dos años, incluso con el permiso, la Green Card podría estar en riesgo. Además, no se pueden acumular permisos consecutivos sin justificación, ya que la USCIS examina cada caso detalladamente.
La Green Card es un documento que solicitan a los inmigrantes. Foto: difusión
Si un residente permanente no cumple con los requisitos de presencia física o no obtiene un Reentry Permit adecuado, corre el riesgo de que la USCIS determine que ha abandonado su estatus de residente. Esto puede suceder en la frontera o cuando el residente intente reingresar al país. En este caso, los oficiales de inmigración pueden iniciar un proceso de deportación, donde el residente deberá demostrar que no tenía intención de abandonar su estatus en EE. UU.
Las consecuencias de perder la Green Card son graves. No solo se pierde el derecho de vivir y trabajar en el país, sino que también se pierde el tiempo acumulado necesario para obtener la ciudadanía estadounidense. En algunos casos, los residentes que pierden su estatus deben comenzar todo el proceso de inmigración desde cero, lo que puede ser largo y costoso. Es por eso que, antes de mudarse, es recomendable consultar a un abogado especializado en inmigración para evitar complicaciones legales.