En la sesión de este jueves 4 de agosto, el petróleo intermedio de Texas (WTI, por sus siglas en inglés) cerró en US$ 88,50 por barril, su nivel más bajo desde febrero, mes en el que estalló la guerra entre Rusia y Ucrania.
Este precio significa un retroceso de 2,3% respecto de la sesión previa —cuando se ubicó en US$ 90,66— y, según información recogida por EFE, se explica por el temor a que la debilidad económica de Estados Unidos y Europa dañen la demanda del crudo.
Durante la jornada, el Reino Unido optó por elevar su tasa de interés de 1,25% a 1,75%, su nivel más alto desde diciembre de 2008, en un contexto en el que la inflación llega actualmente a picos de 9,4%, lo cual enciende las alarmas de una posible recesión.
Un panorama similar estremece a Estados Unidos, donde la inflación interanual llegó a 9,1%, su peor dato en 40 años. En esa línea, los inventarios de petróleo crecieron inesperadamente la semana pasada ante el descenso de las exportaciones y la reducción de la producción en refinerías.
Finalmente, la OPEP+, que lideran Arabia Saudí y Rusia, subió en solamente 100.000 barriles diarios su suministro para septiembre, monto que dista bastante de lo que se esperaba.