Experta en Biología, en el área de la Fisiología, la doctora Fabiola León-Velarde Servetto es una destacada mujer de ciencias, a la que acudimos a propósito del Día Internalcional de la Mujer. En su oficina de la Universidad Cayetano Heredia quedamos atentos a su historia personal, a su pasión por la ciencia y la tecnología, a su labor académica, a su alarma por lo que pasa con la Sunedu, con la ciencia, con la educación peruana en general.
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¿Por qué la biología y no la política? Usted ha tenido familiares con pasado político.
Es verdad. Es cierto, en mi familia ha habido personas que han hecho política. Pero mi padre era médico veterinario y de una curiosidad muy grande. Había muchos juegos en la casa y él los inventaba. Compraba argollas por ejemplo y con ellas hacía un juego diferente. Yo también desde niña fui muy preguntona, y me interesaba el cuerpo humano y la naturaleza.
Influencia paterna y curiosidad suya.
Pienso que sí, mi padre tenía una mente muy creativa. Y estaba mi curiosidad de estar siempre preguntando… Hacía preguntas raras.
¿Para la ciencia se necesita creatividad?
Se necesita hacerse muchas preguntas y sobre todo tener mucha curiosidad. Tal vez lo más importante de ser innovador o creativo es la curiosidad, porque nos lleva a tratar de responder o resolver. Sin duda, hay que interesarse por el ámbito de la ciencia y que te guste, ¿no? A uno le dará más curiosidad el espacio, a otro la naturaleza, a otro el cuerpo humano, dependerá de muchos factores. Creo que la casa tiene mucho que ver.
Cuando llegó a la universidad, ¿había muchas mujeres en la ciencia?
Todavía éramos minoría, sobre todo en las ciencias que yo estudié, bachillerato en Ciencias, mención en Biología, en Fisiología. Creo que las carreras de ciencias de la vida y la salud tienen muchas más mujeres. Una de las carreras que empezó a tener más mujeres -sin contar a la enfermería que tiene muchas-, es la de Biología, la Medicina inclusive, porque tienen que ver con el cuidado del otro. La medicina demoró un poco más en tener promociones iguales, de eso ya hace unos 10 años, hoy tenemos facultades de medicina con igual número de graduados, mujeres y hombres.
¿Hay otras carreras con fuerte presencia femenina?
Básicamente se da en esas carreras del cuidado del otro, de la vida, del ambiente. Después empieza a aparecer en el ámbito de la Administración, del Derecho.
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Alguna vez por la presencia mayoritaria de varones, ¿dudó de su vocación por la ciencia?
Para mí más bien fue un reto. Recuerdo que tenía que viajar dos o tres veces al año a zonas de altura para hacer trabajo de campo porque el laboratorio de fisiología de altura de la universidad se encuentra en Cerro de Pasco. Me interesé mucho por el desarrollo de las aves andinas que, en ese momento, era un trabajo pionero ya que nadie había estudiado el sistema cardiorrespiratorio de los embriones de las aves andinas. De eso hice mi tesis doctoral.
Sus conocidos se alarmaban por sus viajes.
Iba a las lagunas y alturas de Junín, viajaba desde más o menos los 4.000 metros hasta la laguna de 4.800 metros, hacíamos 6 campamentos, y claro, en ese momento me decían, ¿vas sola? Pero yo iba con un equipo. Me decían por qué no haces una tesis más fácil, algo en el laboratorio.
La familia se alarmaba.
Exactamente. Claro, siempre han habido dificultades, se quedaba la movilidad, alguien no quería que entremos a una laguna, pero fueron retos del trabajo de campo.
¿Por qué eligió la Fisiología?
Después de que saqué mi Bachiller en Ciencias, en Biología, ya había empezado a interesarme por el mundo de la adaptación a la altura. Para mí se abrió un mundo fascinante. Además, tuve la suerte de ser parte del laboratorio de Carlos Monge Casinelli, gran científico en esos temas. Me interesó saber cómo funcionan los sistemas cuando baja la presión de oxígeno. Cómo se adapta el hombre andino, por qué una llama la puedes subir a unos seis mil metros de altura y ella ni se da cuenta, cómo los cobayos o cuyes andinos se adaptaron tan bien a la zona de altura. Cómo funcionan los diferentes sistemas cardiorrespiratorios, el renal, el hematológico, cuando le bajan la concentración de oxígeno. Y la gran pregunta evolutiva de los seres humanos y animales en la altura, ¿cómo hacen para vivir y reproducirse, o jugar fútbol en un lugar a veces con casi la mitad del oxígeno, como en Cerro Pasco? Eso llevaba a tratar de entender los diferentes sistemas.
¿A usted no le afectaba la altura?
La verdad que no, soy muy tolerante a la altura.
Y eso que es limeña, de raíz uruguaya.
Así es, de madre uruguaya, y a los uruguayos les va muy mal como, en general, a las personas que nunca van a la altura. Se reían mis compañeros porque a veces nos recibían en algún pueblo con una fiesta y yo llegaba a bailar, y nadie podía creer como bailaba mi huanito.
¿Es complicado ser mujer de ciencia?
En realidad, las mujeres que hacen ciencia siempre acabamos pagando algún tributo. Principalmente es la familia. Uno permanentemente se dice: yo siento que no puedo ser todo a la vez, la mejor pareja, la mejor científica, la mejor madre. Siento que a alguien estoy sacrificando. En mi caso sentía que era a mi hijo, porque cuando me iba a los campamentos lo dejaba, aunque felizmente con mi madre, pero no siempre se podía…Bueno, incluso hay mujeres que detienen sus carreras o la suspenden por la familia.
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Debe ser difícil esa pasión por la ciencia…
Es muy difícil ser científico en el Perú. Hay que hacer un esfuerzo particular, no solo porque es una decisión de vida, sino que el científico tiene que conseguir proyectos, competir para ganar esos proyectos y tener financiamiento. Y en el Perú comparativamente con otros países, el financiamiento todavía está bien por debajo de vecinos como Chile, México, Colombia. Eso desmotiva de alguna manera, porque dicen si quiero ser científico voy a tener que irme… Y en el caso de la mujer se suma pensar que por tener familia debe suspender su carrera científica y después volver y eso hace que a veces se elija como mejor currículum al de un varón.
¿El interés de las mujeres por la ciencia y la tecnología está creciendo o disminuye?
Si hablamos de las ciencias de la vida y la salud hay muchas más mujeres en algunas carreras, más mujeres que hombres, menos en la parte más tecnológica, en las ingenierías, el mundo digital, y no tanto en las ciencias básicas que son la Química, Física, Matemáticas. Ya depende del ambiente que le demos a las mujeres en ciencia y tecnología y sobre todo las acciones afirmativas. Y tiene que ver con que las universidades fomenten más la investigación y que hagan algunas acciones afirmativas con las mujeres. Se debe fomentar la investigación… Por eso lamento lo de la Sunedu.
Caso que conoce, estuvo en el consejo directivo.
Sí. Es lamentable. Ya las universidades en su gran mayoría habían entendido que el Perú requería condiciones mínimas de calidad. Eso exigía Sunedu. Ya estábamos en ese camino y de pronto hay un retroceso. En el consejo directivo habían estupendos profesionales, investigadores reconocidos internalcionalmente, académicos o investigadores elegidos por concurso público. Y hoy tenemos que las que van a ser supervisadas ponen a sus representantes.
¿Qué mujeres de ciencia destacan hoy?
En Medicina Tropical diría que Theresa Ochoa, del Instituto de Medicina Tropical de la Cayetano, con estudios de infecciones infantiles y leche materna; Sara Purca en Imarpe y sus investigaciones en microplásticos y pesca; Mariana Leguía de la PUCP, en biología molecular y patógenos infecciosos; Carmen García, de la IIAP, en genética molecular; Mónica Gómez, primera doctora en ciencias en la UNI.
Ha trabajado en Francia, Reino Unido, Canadá, ¿cuál experiencia le marcó más?
Una experiencia en el extranjero es importantísima, porque es una ciencia de primer niveL con lo que uno se contrasta, se reta y evalúa. Una de las mayores alegrías fue cuando postulé en Francia. Era profesora principal en Cayetano y presenté mi CV. Pensé, bueno, seguro me bajarán a asociada. Me entrevistaron y expuse toda mi investigación. Con cinco jurados. Me llega la carta con mi calificación como profesora investigadora principal. Casi me desmayo, no podía creerlo. Fue una prueba, muy interesante, porque yo soy 100% nacional. Me formé en Cayetano, mi bachillerato, licenciatura, maestría y doctorado, todo en Cayetano. Para mí fue muy importante salir, tuve seis años de trabajo en Francia y nueve con la Universidad de Oxford, donde iba y venía. Lo más grato fue, eso, saber que un producto cieN por ciento peruano, en base al esfuerzo, a la generación de conocimiento, es reconocido… El otro gran cariño que tengo es por mis publicaciones, las más queridas fueron para demostrar cómo las aves andinas crecen y se reproducen con la mitad del oxígeno en las lagunas a más de 4.800 metros de altura. Y otro reportar que la mujer también tiene mal de montaña crónico pues al principio no la estudiaban y pensaban que no tenía.