El legendario boxeador, que el viernes falleció a los 74 años, trascendió no solo por la habilidad con sus pies y sus golpes, sino por su voz activista contra la segregación racial.,“Floto como mariposa y pico como abeja”. Así describía Muhammad Ali su estilo de pelea. Su velocidad para esquivar los golpes rivales y su potencia en el puño derecho conformaban el sello del boxeador americano. Pero así como propinaba nocauts dentro del cuadrilátero, también lo hacía fuera de este. Su rival en las calles era un ideal que pocos osaban desafiar: la segregación racial en Estados Unidos. PUEDE LEER. El día que Muhammad Alí gozó con Fania All Stars 1971 fue un año en el que Ali pasó a la historia. Todo comenzó el 8 de marzo, con la pelea con su compatriota Joe Frazier, uno de los rivales más temidos en ese entonces. Un zurdazo en el décimo quinto round marcaría un antes y después en el box. Muhammad terminó registrando su primera derrota profesional y así perdió el campeonato mundial de pesos pesados, en un combate que pasó a los anaqueles de la historia del box como ‘la pelea del siglo’. Ali disputó otras tres peleas ese año –una ante Jimmy Elis en la cual conquistó el título peso completo de la NABF-, pero la más importante la dio no con los guantes y un short, sino con un traje y desde un asiento de un set. En octubre del mismo año, el púgil nacido como Cassius Clay protagonizó una legendaria entrevista en la BBC con el periodista británico Michael Parkinson. Ahí, recordó las discriminaciones que sufrió a lo largo de los años solo por el color de su piel, lo cual sería decisivo para su paso al islamismo. “Agarré mi medalla dorada, y sentía que había inventado algo. Me dije: “ahora voy a liberar a mi pueblo. ¡Soy el campeón del mundo entero! Un campeón olímpico, ahora sí puedo almorzar en el centro de la ciudad. Y fui al centro de la ciudad, con mi medalla de oro enorme (…) Entonces fui y me senté y dije: “Quiero una taza de café y un hotdog”. Y la chica dijo: “No servimos a negros” (…)”, rememoró en aquella ocasión. Su tenacidad lo llevó a hablar con el gerente de dicho restaurante, aunque sus reclamos no lograrían tumbar los estigmas marcados de la sociedad estadounidense de la década de 1970. “Tuve que abandonar el restaurante en medio de mi ciudad natal”, recordó con la mirada cabizbaja. Tras la pila de incidentes, al púgil le quedó claro que la barrera en Estados Unidos era inquebrantable. Esta convicción lo hizo convertirse al islamismo y adoptar un nuevo hombre. Era su renacimiento. “Cassius Clay es el nombre de un esclavo. No lo escogí, no lo quería. Yo soy Muhammad Alí, un hombre libre”, es una de sus frases más recordadas sobre su conversión. Él, bajo un nuevo nombre, seguiría alzando su voz contra los abusos raciales. Militó así el movimiento Nación del Islam de Malcolm X, que defendía la liberación de los guetos negros y también buscaba el final de la segregación. Como Muhammad Ali vencería en dos ocasiones a Joe Frazier –reconquistando el título de los pesos pesados-, se negaría a enlistarse al Ejército y bajo este seudónimo continuó peleando por el fin de las brechas raciales en Estados Unidos. Clay o Ali, siempre será recordado como ‘El más grande’. Tanto dentro como fuera del ring.