Golpe de Estado, nariz y un diente roto: los 365 días de Lapadula con Perú

Este último 13 de noviembre se cumplieron 365 días desde que Gianluca Lapadula debutó con la selección peruana en un partido oficial. En ese entonces, el delantero ítalo peruano era resistido —sí, aunque no lo crea, tenía detractores— y muchos ponían en tela de juicio sus ganas de dejar todo por la Blanquirroja o, peor aún, si se iba a llevar bien con los demás seleccionados. Un año después, el ‘Bambino’ no solo terminó dándole la contra a todos aquellos que dudaron de él, sino que a punta de goles, esfuerzo y garra, se metió en el corazón de los miles de hinchas peruanos.

Desde entonces, Gianluca Lapadula vivió varias experiencias tanto fuera como dentro de la cancha. Por ejemplo, el ‘Bambino’ ha visto cómo se dio un golpe de Estado en nuestro país, tuvo varios presidentes en poco tiempo, le rompieron el tabique y casi le sacan un diente, por lo que tiene que usar una máscara facial a lo Batman, y se volvió ‘compadre’ del ‘Cholo’ Cueva, con quien baila y canta a todo pulmón las letras del Grupo 5 y Armonía 10.

El estreno del ‘Bambino’

Antes de pisar suelo peruano por primera vez, Gianluca Lapadula mostró el tatuaje que se hizo en el brazo. “Mis orígenes, la mitad de mi corazón, la mitad de mi sangre”, escribió el delantero en alusión a los Pieles Rojas de Paramonga.

Llegó a nuestro país en noviembre del 2020 y el 13 de ese mismo mes debutó ante Chile por la tercera jornada de las Eliminatorias Qatar 2022. En ese entonces, el ‘Bambino’ ingresaría por Raúl Ruidíaz a los 60 minutos, cuando la selección peruana iba abajo en el marcador por dos tantos a cero. De esta manera, el delantero ítalo-peruano empezaría una relación de amor y cariño con los fanáticos.

El mito de la coyuntura política

Dos días después, el presidente designado por el Congreso de la República, Manuel Merino, renunció a su cargo tras asumir luego de la vacancia a Martín Vizcarra por permanente incapacidad moral.

En ese momento nadie lo notaría o lo tomaría como una anécdota, pero tiempo después, en las redes sociales, empezaría el mito urbano de que “cada vez que Gianluca Lapadula pisa suelo peruano, suceden grandes acontecimientos políticos”.

Por ejemplo, otro gran suceso fue a inicios de octubre de 2021, cuando Perú enfrentó a Chile en Lima por el proceso clasificatorio. En ese momento, el presidente Pedro Castillo anunció cambios en el gabinete de ministros y el presidente del Consejo de Ministros, Guido Bellido, presentó su renuncia al cargo.

El ‘Lapagol’ de la selección

Su primer gol con la Blanquirroja llegó ante Ecuador, en la Copa América Brasil 2021; sin embargo, antes de esta consagración había tenido un rendimiento espectacular, precisamente ante el mismo rival, pero por las Eliminatorias Qatar 2022, donde aportó dos asistencias para el triunfo de la Bicolor en Quito por dos a uno.

Hasta la fecha, Gianluca Lapadula disputó un total de 16 partidos: nueve por el proceso clasificatorio y seis en Copa América, certamen en el que fue el goleador peruano con tres tantos, y hace unos días, anotó su primer tanto en las eliminatorias ante Bolivia.

Los golpes que sufrió

Todas estas vivencias no solo le han marcado grandes recuerdos en la memoria, sino también en su rostro. Como él bien dice, cuando llegó a Lima era “más feo y ahora soy un chico más lindo”, producto de los golpes que sufrió en algunas ocasiones.

Por ejemplo, ante Venezuela, Lapadula tuvo que ser atendido en el campo de juego luego de una brutal patada por parte de Tomás Rincón. El jugador de la Vinotinto impactó su rodilla con el rostro del peruano, quien terminó con la boca ensangrentada.

Pero ese no fue el único golpe serio, pues ante Paraguay, en la Copa América 2021, también sufrió un revés. Cuando corría el minuto 11 del primer tiempo, en la jugada previa del gol de Gustavo Gómez, el guaraní impactó el rostro de Gianluca, lo que le provocó una fractura en la nariz.

Fueron 365 días que Gianluca Lapadula no olvidará, ya que se ha ganado el cariño de todos los peruanos y por lo que se ve, él también aprendió a amarnos a todos nosotros.