“Estoy parada en medio de la sangre”, así le dijo Angélica Mendoza de Ascarza al escritor y dramaturgo Eduardo Reyme Wendell cuando este recogía su testimonio para crear una obra de teatro en torno a ella. La recordada ayacuchana, Mamá Angélica, perdió un hijo en los años de la violencia política y fundó la Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú (Anfasep) con el sueño de que las madres algún día alcancen la justicia en la búsqueda de sus hijos.
Reyme Wendell llegó a escribir la obra y la tituló Los ojos de Angélica, pero no pudo estrenarla. Ha decidido publicarla como libro con la editorial Vivirsinenterarse y que será presentado el próximo miércoles, 28 de julio.
“Esta obra es parte de una trilogía sobre la violencia política. La primera, Un lugar llamado Tarata, que se estrenó en el C.C. de España; la segunda, esta, Los ojos de Angélica; y la tercera, que ya está escrita, no tiene título”, explica el dramaturgo.
En la obra, Gabriel es un escritor, dramaturgo y periodista indiferente, va en busca de Angélica para entrevistarla. Por un lado, está desmotivado, pues siente que su teatro no ha sido muy difundido y, por otro, el tema de la memoria le parece una tontería. En la trama está la historia de amor de Libertad y Félix, este último desea huir de Ayacucho, pues tras él están militares y senderistas. Pero es allí cuando crece el testimonio de Angélica, en monólogos que cambiaron definitivamente a Gabriel.
¿De dónde te viene el propósito de mirar la violencia política a través del teatro?
Eso viene desde que integré un grupo de teatro que se fundó en la Universidad Villarreal, el cual se llamó Pigmalión, como la obra de Bernard Shaw, en su idea de propuesta de cambio. Nosotros, a través del grupo Pigmalión”, quisimos hacer el cambio del espectador con una temática que por aquel entonces, años 2000, no era tan común, como la ligada a la violencia política. Si bien es cierto, el teatro peruano tiene una larga tradición que habla de la época de la violencia, también lo es que hubo un tiempo en que ya no se produjeron estos temas, se hicieron tabú, aunque este se ahondó más en la novela.
¿En qué momento recogiste el testimonio de Mamá Angélica?
Eso ocurrió en uno de sus viajes a Lima. Me acerqué y le expliqué que requería su testimonio para contar su historia a través del teatro. Lo que hice fue poner la grabadora y que ella me cuente con la ayuda de una traductora que estaba con ella. Entre otras expresiones de su testimonio, me dijo: “Estoy parada en medio de la sangre”, esa frase para mí fue definitiva. Al final, muy bondadosa, me dijo: “Cuenta mi vida, te doy mi autorización”.
Si bien la historia de la obra es de Libertad y Félix, ¿cómo así ideaste el protagonismo de Mamá Angélica?
Claro, la obra cuenta una historia de amor en medio de la guerra, pero busqué que esté transversalizada por la mirada y los consejos de Mamá Angélica. Ella siempre es un pilar en todo lo que está sucediendo en la obra. Al final, el espectador descubrirá que la obra que ha visto no es otra cosa que el testimonio de Mamá Angélica.
Si estaba escrita, ¿por qué no se estrenó?
Sí, eso me apena. Me hubiera gustado estrenarla cuando Mamá Angélica estaba viva. Hubo muchos factores, y un poco también por el miedo del espacio por la temática que se abordaba. Recién había pasado el Gobierno de Fujimori y con respecto a la violencia política todo era confuso y había temores. Ricardo Ramón, entonces director del C.C. de España, me dijo que la obra Un lugar llamado Tarata había sensibilizado a mucha gente. Pero yo también, como era muy joven, era muy ambicioso, quería para el estreno traer a Mamá Angélica, hacer una presentación y una mesa redonda con antropólogos para que valoren el aporte de ella a la Comisión de la Verdad y Reconciliación.
¿Y cuándo piensas estrenarla?
En eso estamos, pero por ahora el libro tendrá varias presentaciones. El Lugar de la Memoria me ha dado fecha para setiembre y con la Anfasep, que me ha apoyado mucho, estamos conversando.
Presentación. Es el miércoles 28 de julio, a las 8 p. m., en el Facebook Live de la Editorial Vivirsinenterarse. Comentarios de Max Pinedo, Paul Asto y Danny Barrenechea.