El economista e investigador presenta un libro donde recopila artículos publicados a lo largo de 25 años, en el que analiza el ambiente económico del Perú. ,¿Qué caracteriza al mercado neoliberal? La desregulación y la subordinación del interés público al interés privado, son sus principales características. La desregulación conduce a la concentración del poder económico y a la generación de posiciones de dominio en los mercados; y, el énfasis en el interés privado por encima del público conduce a la corrupción y, consecuentemente, a la degradación de las instituciones. Como dice Polanyi, un “mercado que se regula a sí mismo es una institución que no puede existir de forma duradera sin aniquilar la sustancia humana y la naturaleza de la sociedad, sin destruir al hombre y sin transformar su ecosistema en un desierto”. ¿Empezó la política económica neoliberal en la época de Fujimori? Sí. El neoliberalismo para imponerse en nuestras sociedades recurrió –paradójicamente-- a la intervención del Estado. Durante la dictadura de Fujimori se inició la desregulación del mercado de trabajo, se liberalizaron las importaciones y se privatizaron las empresas públicas, siguiendo el recetario del Consenso de Washington de 1989. También se cambio la ley orgánica del BCRP para impedir el otorgamiento de créditos por parte de esta institución al gobierno. En materia de política fiscal se inició su consolidación priorizando el pago de los servicios de la deuda externa. La ley de prudencia y transparencia fiscal promulgada por ese gobierno fue el ejemplo caricaturesco de rechazo a la intervención del gobierno en la economía: esa ley estipulaba que el gasto del gobierno no debería crecer por encima de 2% anual en términos reales. Semejante absurdo fue cambiado recién durante el gobierno de Alejandro Toledo. ¿El crecimiento de la economía peruana fue el resultado de políticas neoliberales? Las políticas neoliberales no fueron causa del crecimiento económico. Durante el fujimorato hubo crecimiento económico solo en los años 1993, 1994, 1995 y 1997. Los otros seis de los 10 años de dictadura, fueron de recesión económica. La economía vuelve a crecer a partir del año 2003, reduce su tasa de crecimiento hasta cerca de cero en el año 2009 y vuelve a crecer los años siguientes hasta el año 2013. En el año 2014 se cae la tasa de crecimiento a 2.35% y aun no se remonta sostenidamente esta tasa de crecimiento. En total fueron 14 años de crecimiento en 25 años de neoliberalismo. Pero el crecimiento durante estos 14 años no tienen relación con las políticas y reformas neoliberales, sino con el crecimiento de la economía internacional; específicamente, con el aumento de los términos de intercambio y el crecimiento de la demanda externa por los productos primarios que exportamos. El crecimiento no tuvo que ver ni con la apertura comercial ni la política cambiaria. Durante el fujimorato se apreció el tipo de cambio real, al mismo tiempo que se liberalizó el comercio. Durante los años 2003-2013 también se apreció el tipo de cambio real desde agosto de 2006 y fue la década en que se firmaron tratados de libre comercio con varios países. Las políticas cambiaria y comercial le quitaron competitividad a la producción y exportación de manufacturas, al mismo tiempo que provocaron una notable penetración de importaciones en el mercado interno. Ni la apertura comercial ni el atraso cambiario fueron, entonces, el motor del crecimiento durante el período neoliberal. El crecimiento tampoco tuvo como motor la política fiscal. En los años noventa su principal objetivo fue servir la deuda pública externa. Fueron 8 años consecutivos de generación de superávit fiscal primario: 1.5% del PBI, en promedio. En la década 2003-2013, la generación de superávit primario alcanzó el 2.6% del PBI, no obstante que el ratio de deuda a PBI había disminuido significativamente. Los cálculos del déficit estructural también muestran la práctica de una política fiscal contractiva, contraria al crecimiento. La política monetaria tampoco desencadenó el crecimiento, ni en los años noventa ni en la última década. Durante los años noventa la política monetaria restrictiva encareció el crédito; además, promovió la dolarización del portafolio bancario. El crédito caro no podía generar crecimiento. Por su parte, la dolarización creó un descalce de monedas que, con la crisis de 1998-1999 que elevó el tipo de cambio, provocó quiebras bancarias. De otro lado, la política monetaria de la última década de crecimiento se benefició de la reforma efectuada en los años 2001-2003, que introdujo un esquema institucional basado en metas de inflación, una regla de tasa de interés y una regla de intervenciones esterilizadas en el mercado cambiario. Pero desde el año 2006, la aplicación de este esquema de política se acompañó con sistemáticas reducciones del tipo de cambio real, que afectó a la producción de bienes transables. En ambos períodos, se estimuló la penetración masiva de importaciones. Finalmente, tampoco las privatizaciones estimularon el crecimiento económico. Aumentaron las tarifas de los servicios públicos y, con ello, los costos de producción de las empresas. La apreciación cambiaria y tarifas públicas caras, les hizo perder competitividad a los productores privados en los mercados internacionales. ¿Aceptan los empresarios peruanos someterse a los dictados del neoliberalismo? La gran mayoría de empresarios se sometió al gobierno fujimorista. Se les abrió una oportunidad de negocios fáciles, negocios rentistas, negocios sin innovaciones ni aumentos de productividad. Importantes empresas industriales se convirtieron en importadoras. Se descuidó el agro y la industria. Hoy somos un país menos industrial y menos agrícola, pero exportador de minerales y productor de servicios de baja productividad. Las reformas y políticas neoliberales fueron contrarias al desarrollo industrial y agrícola, contrarias a la innovación y al cambio tecnológico. ¿Cómo afectan al ciudadano común y al profesional peruano las políticas neoliberales? El neoliberalismo limitó las oportunidades de trabajo para la población. Generó un proceso de modernización neocolonial liderado por el capital extranjero al fomentar la especialización en la producción de materias primas para la exportación, junto a la producción de servicios donde se encuentra el grueso de la población trabajadora de baja productividad y bajos ingresos. La liberalización comercial y financiera, y la flexibilización del mercado de trabajo, son los mecanismos que aseguraron la especialización productiva allí donde tenemos ventajas comparativas, que, ciertamente en nuestro caso, son las naturales asociadas a la producción de bienes primarios como los minerales. Con esta especialización se justificó y legitimó un orden asimétrico, de complementariedad vertical, y de hegemonía y dominación del poder del capital financiero y de las corporaciones transnacionales, sobre el Estado, sobre los trabajadores, los pueblos y las comunidades nativas. El neoliberalismo fomentó así una competencia internacional espuria basada en la supresión de los derechos de los trabajadores y en la erosión de la soberanía del Estado-Nación. Toda vez que se asume que hay una competencia voraz en el mercado en una política neoliberal, ¿favorece o propicia el neoliberalismo a la corrupción? Las reformas y políticas de ajuste que se implementaron desde el «fujimorato», dañaron la capacidad del Estado para proveer seguridad y educación de calidad, y menoscabaron la independencia del poder judicial. La política fue sustituida por la economía, lo público por lo privado y el interés común por el individualismo. Así, el camino hacia la corrupción se hizo más directo y descarado. La corrupción, y no la virtud cívica, se convirtió en una forma de gobernar y de hacer «política». El neoliberalismo, entonces, no solo dañó la economía y capacidad productiva para el mercado interno, sino también dañó las instituciones. Quizás sería mejor decir que fortaleció a las instituciones extractivistas, que favorecen el rentismo y la ausencia de innovación, que debilitan la democracia y facilitan la corrupción. Son las instituciones que acompañan al extractivismo económico. Con el neoliberalismo la corrupción alcanzó su máximo nivel, y se propagó a todos los poderes y organismos del Estado. Esta corrupción ha degradado a la Democracia. La crisis desencadenada con el escándalo de Odebrecht y el indulto ilegal del exdictador Fujimori decretado por el actual presidente Pedro Pablo Kuczynski, también vinculado con Odebrecht, la crisis actual, repito, es el resultado de un proceso que se inició con el neoliberalismo y la Constitución del año 1993. Las reformas neoliberales acentuaron la conversión de la política en propiedad privada de las «oligarquías políticas», e iniciaron una creciente degradación en los valores, las normas, y las instituciones políticas, electorales y jurídicas. Parafraseando a Todorov, con el neoliberalismo el Estado se puso al servicio de la economía de mercado auto-regulado, convirtiendo así a la democracia en solo un nombre. ¿El emprendimiento peruano es el resultado del neoliberalismo económico? El neoliberalismo es la ideología del individualismo y de la concepción del Estado como obstáculo al desarrollo de la economía de mercado. Es la misma ideología del hoy llamado «emprendedurismo». Los organismos multilaterales que antes financiaron programas a favor de las pequeñas y micro empresas, hoy continúan promoviéndolas con el nombre de emprendedurismo. Fueron los responsables de la «década perdida» de América Latina, los que desmantelaron el Estado de sus mejores cuadros técnicos mediante la «compra de renuncias», los que obligaron a nuestros países a servir la deuda externa recortando los presupuestos de educación, salud y seguridad social. Las reformas y políticas neoliberales no combatieron la informalidad, el subempleo y, consecuentemente, el autoempleo (hoy llamado emprendedurismo) como estrategia de sobrevivencia. Para el neoliberalismo «no hay sociedad, hay individuos»; entonces, la conversión de pobres en «empresarios» ha sido transformada en resultado paradigmático del mercado, libre de las interferencias del Estado. Se trata, sin embargo, de una clara distorsión de la realidad. Si las oportunidades de empleo decente no crecen al mismo rimo que la población en edad de trabajar, no hay otro camino que el autoempleo de baja productividad y baja calificación. Muchos son parte de los trabajadores informales. ¿Cómo hacerle frente a la informalidad? La informalidad, es, entonces, resultado de un estilo de crecimiento y acumulación de capital que no expande la capacidad productiva industrial y agroindustrial, y que no moderniza la agricultura donde se encuentra cerca del 50% del empleo informal. Este estilo de crecimiento que se inicia en 1990, ha aumentado la participación en el empleo de los sectores terciarios (comercio y servicios) de baja productividad. Esta participación pasó de 36.3% en el período 1960-1980, a 53.9% en el período 1990-2010. Estos períodos se diferencian por los distintos ritmos de acumulación de capital per cápita. En 1960-1980, el stock de capital per cápita aumentó 43.5%, mientras que en el segundo periodo 1990-2013, el aumento del capital per cápita fue de solo 26.9%. En consecuencia, para hacerle frente a la informalidad hay que cambiar el estilo de crecimiento y acumulación de capital; hay que cambiar el modelo económico neoliberal diversificando la estructura productiva, mediante la industrialización y la modernización de la agricultura. ¿Favorece al desarrollo del ciudadano o la persona humana el neoliberalismo? No. Con el neoliberalismo se ha perdido lo poco que había de práctica de la virtud cívica. No hay ciudadanos sino consumidores. Los neoliberales plantean «la sumisión del hombre a las fuerzas impersonales del mercado». El Estado y la sociedad se han subordinado a la lógica del interés privado y del mercado desregulado. De otro lado, el Estado Nacional ha perdido soberanía. El poder económico privado ha socavado la autoridad pública y el poder de la ley. La sociedad ya no tiene capacidad ni autonomía para decidir sobre la asignación de sus propios recursos. La OMC, los TLC, etc., tienen disposiciones sobre inversión, competencia y propiedad intelectual que atan a los Estados a acuerdos supranacionales que protegen al capital corporativo y transnacional de la legislación nacional. Como dice Kari Polanyi-Levitt (la hija del autor de La Gran Transformación), hay en el mundo más de 2000 tratados de inversión bilateral y de libre comercio negociados por las agencias nacionales que han creado una red global de obligaciones legales que subordinan a los gobiernos nacionales a la regla global del capital corporativo y financiero. Con el neoliberalismo, entonces, no hay autodeterminación nacional ni fortalecimiento de la ciudadanía y, por lo tanto, de la democracia. ¿En qué rubros de la economía se ha concentrado más el neoliberalismo? Como ya hemos dicho, las reformas y políticas neoliberales han consolidado una estructura productiva que es primario-exportadora, pero menos industrial y agrícola, y más productora de servicios (Construcción, Comercio y Servicios) donde se concentra el empleo de baja calificación, de baja productividad y de bajos ingresos. El crecimiento asociado a esta estructura productiva ha generado un estancamiento de la capacidad productiva per cápita, limitando las oportunidades de empleo con ingresos dignos. El neoliberalismo ha ocasionado una desindustrialización prematura. La industria manufacturera ha perdido capacidad de generación de empleo y ha reducido su participación en el generación del PBI y en el crecimiento de largo plazo (véase mi ensayo: Crecimiento y desindustrialización prematura en el Perú: un análisis Kaldoriano). ¿Qué gobierno de los últimos 25 años se ha distinguido por aplicar políticas neoliberales? Todos los gobiernos han seguido la ruta neoliberal en la economía y en la política. Sin embargo, hay que mencionar que durante el gobierno de Alejandro Toledo se hicieron reformas en la política monetaria y fiscal que hoy son la base de la baja inflación y los bajos niveles de endeudamiento púbico. Pero este nuevo marco institucional no fue mejorado ni aplicado respetando sus líneas matrices por los siguientes gobiernos. En épocas de la posverdad, de corrupción y decadencia política ¿cómo hacer frente al neoliberalismo? ¿Qué hacer? No es difícil imaginar reformas político-constitucionales que reivindiquen el principio democrático basado en la soberanía popular. Pero se requiere una amplia unidad del pueblo democrático y de izquierda. Pero esa amplia unidad debe convocar a los mejores cuadros para elaborar propuestas específicas conducentes a una nueva democracia: la democracia republicana. Los ejes de estas reformas, podrían ser los siguientes: a) Un cambio de la Constitución, pues la legitimidad democrática debe expresarse y compendiarse en ella. b) Reivindicar el principio de la participación política, desarrollando ciudadanos como sujetos activos de derechos y deberes. El ciudadano, como propietario de su soberanía, debe tener canales para asegurar su participación activa en la discusión y toma de decisiones que atañen a la colectividad, a su vida en sociedad. c) Transformar el modelo neoliberal para hacer posible la justicia, la libertad, la preservación ecológica, y la práctica idónea de la licencia social para explotar los recursos naturales. ¿Crea un clima de confianza para las inversiones la actual situación política, social y económica que vive el país? No. La inversión privada sigue a la inversión extranjera y ésta ya no crece como antes. Tampoco hay vasto programa de inversiones públicas que estimulen y orienten a la inversión privada nacional hacia la diversificación productiva. Y, la situación actual, genera mucha incertidumbre. La crisis es total y es parte de la fase terminal del neoliberalismo. Estamos en una coyuntura crítica cuyo desenlace a favor del desarrollo y de la democracia, dependerá de la unidad de las fuerzas progresistas, democráticas y de izquierda.