Tecnología en tiempo de escasez. Más de dos millones de peruanos se beneficiarán con este sistema. Ejecución de estos proyectos depende de una norma que debe aprobar el Congreso. Se invertirán más de US$ 1.000 millones hasta 2021.,Vivir frente al mar y no tener agua para beber puede parecer una ironía cruel, pero es una realidad que golpea a cientos de miles de peruanos. Pero existe la tecnología para que parte de ese líquido se vuelva potable, y hacia ese objetivo apuntan las autoridades pensando en el mediano plazo. El Poder Ejecutivo ha anunciado que se construirán 19 nuevas plantas desalinizadoras en la costa peruana, lo que permitirá resolver, en parte, la falta de acceso al agua potable, tal como ha prometido el presidente Pedro Pablo Kuczynski. PUEDES VER Así recibieron a estudiantes de UNMSM que ganaron concurso en History Channel [VIDEO] “La meta del Gobierno al 2021 es extender el acceso al agua al 100% de la población en las zonas urbanas. En esa línea, lo que se busca es atacar los déficits en agua potable, alcantarillado y tratamiento de aguas residuales. Una vía importante para cerrar la brecha, sobre todo en la costa, es usar la desalinización”, explica José Antonio Salardi, director de Programas y Proyectos en Construcción y Saneamiento del Ministerio de Vivienda. ¿En qué consiste esta tecnología, que no es tan nueva, pero que se anuncia tan prometedora? En términos simples, no es más que purificar el agua de mar y separarla de sus sales naturales para que las personas puedan consumirla sin riesgos a su salud. El proceso técnico, sin embargo, es mucho más complejo y hasta hace poco era considerado muy caro, por lo que se preferían otras salidas. “El anuncio genera expectativa porque las plantas desalinizadoras, que se conocen como de osmosis inversa, eran rechazadas por los costos. Ahora se han abaratado. Teniendo un mar inmenso no es concebible que no tengamos agua potable para todas las familias peruanas”, sostiene César Paniagua, presidente de la Asociación de Entidades Prestadoras de Servicio de Saneamiento (Anepssa). Según el especialista, el mercado actual permite que la desalinización pueda masificarse, de tal modo que el impacto en la calidad de vida sea sensible. “Por más que se requiera algo de inversión, el costo social de tener agua y saneamiento es tremendamente favorable. Los indicadores en infecciones estomacales, por ejemplo, se reducen automáticamente”, asegura. El camino pendiente José Antonio Salardi indica que en el país existen zonas que ya sufren las consecuencias del “marcado estrés hídrico”, como Ilo (Moquegua) y Talara (Piura). “Allí, al no tener otras alternativas, lo mejor es mirar el mar como una solución para que la población tenga agua todo el día, todo el año”, declara. Los 19 proyectos en mención, que se ejecutarán en nueve regiones, además de la Provincia Constitucional del Callao, demandarán una inversión de US$ 1.000 millones (ver infografía). El Gobierno ha anunciado que buscará captar ese dinero del sector privado a través de asociaciones público privadas. Para que ese objetivo se materialice, sin embargo, hace falta que el Congreso de la República apruebe una modificación a la Ley Orgánica de Municipalidades. “La ley dice que la titularidad de los temas de saneamiento es de los gobiernos provinciales. (…) Lo que se plantea es que el sector (Vivienda) pueda obtener el rol concedente en zonas donde se compruebe, según indicadores de Sunass, que hay una pésima calidad del servicio, que se está afectando la salud de la población o que no hay tratamiento adecuado de las aguas residuales”, explica Salardi. El miércoles pasado, el proyecto de ley recibió el voto favorable en las comisiones parlamentarias de Descentralización y de Vivienda, por lo que ahora solo falta que sea aprobado en el Pleno. De ocurrir esto, en enero del próximo año empezarían a buscarse los postores para financiar las iniciativas. Según Vivienda, cada planta podría generar hasta 400 litros de agua potable por segundo, lo que beneficiará a cerca de 2,2 millones de peruanos y aumentaría la cobertura del servicio en 2% a nivel nacional. La clave para acelerar la ejecución de las obras mencionadas, dice Paniagua, es la transparencia. “Estos proyectos ayudarán a que se cierre la brecha, pero deben hacerse de modo transparente porque cuando se generan controversias, los participantes impugnan procesos y los tiempos se alargan. El sistema público es proclive a sufrir este tipo de circunstancias”, señala. Las aguas residuales La cartera de proyectos del Ministerio de Vivienda incluye también 26 plantas de tratamiento de aguas residuales, que demandarán una inversión de US$ 1.500 millones. Si se materializan esas iniciativas, agrega Salardi, se lograría cerrar la brecha en este servicio, pues ya están en marcha 10 proyectos adicionales que han recibido propuestas de financiamiento. Si todo sale bien, el agua residual servirá para regar las áreas verdes públicas, es decir, para tener ciudades menos contaminadas y mejorar la calidad de vida de millones de personas. El sistema de agua potable es vulnerable El Niño costero del verano pasado mostró lo vulnerable que es el sistema de agua potable en Lima y otras ciudades. En el caso de la capital, los huaicos que provocaron las lluvias bloquearon con lodo las bocatomas de la planta de La Atarjea, lo que paralizó la producción de agua potable. Por ello es importante considerar alternativas para que el suministro no dependa de las reservas que se almacenan en la sierra. Del mismo modo, se ha comprobado que los fenómenos climáticos extremos harán que se incremente el dinero necesario para mantener la infraestructura de saneamiento. "Otro de los efectos del cambio climático es la reducción del agua natural y su menor disponibilidad, lo que demandará cambios en los patrones de consumo de agua, haciendo imperativo implementar mecanismos de ahorro de este recurso", advierte también el Ministerio de Vivienda.