Vicepresidente del Perú y ministro de Transportes y Comunicaciones.,En la siguiente entrevista concedida a La República, el primer vicepresidente y ministro de Transportes y Comunicaciones, Martín Vizcarra, analiza lo que han sido los primeros cuatro meses del gobierno de Pedro Pablo Kuczynski. Asegura que los resultados “tangibles” llegarán dentro de poco. ¿Jaime Saavedra será la primera baja del gabinete? No creo que esto sea contra él, es contra la reforma universitaria, porque ha afectado a intereses económicos muy fuertes que buscan volver a la etapa previa, que privilegiaba en muchos casos, más que la educación, la rentabilidad. Somos un gobierno a favor de la empresa, pero cuando prima el dinero sobre la calidad de la enseñanza, el Estado tiene que hacer algo. Estamos hablando de universidades sin profesores principales, sin locales adecuados, sin laboratorios, y eso es lo que se busca cambiar. Se ha aprobado ya la interpelación a Saavedra. El objetivo podrá ser la reforma, pero la consecuencia puede ser la caída del ministro. ¿Qué es una interpelación? Eso es... El paso hacia la censura. No, es la decisión política de invitar a un funcionario para que explique algunas cosas. La censura no tiene por qué ser el paso siguiente. Hay que esperar mejor. Hablemos de la marcha del gobierno. A cuatro meses de haber asumido el poder, ¿qué es lo más difícil que les ha tocado enfrentar? Que las condiciones que encontramos del país estaban más deterioradas de lo que pensábamos. ¿Eso no suena a excusa? No, no. Pensábamos que teníamos un nivel de déficit fiscal y es más alto, lo cual ha obligado a que todos los sectores tengamos un tope de gasto. Decir que la herencia fue mala tiene un límite. Se les va a exigir resultados pronto. De acuerdo. No decimos que no vayamos a honrar nuestros compromisos. Que la pendiente esté un poco más elevada no es un pretexto. Tenemos que esforzarnos más. En Transportes, proyectos muy importantes estaban paralizados, como la Línea 2 del Metro, la nueva pista del aeropuerto Jorge Chávez. Yo pensaba que esto se podía echar a andar en 30 días. Igual, vamos hacia los objetivos. Le recuerdo que en enero empezaremos con la construcción del aeropuerto de Chincheros. ¿Carecer de un partido sólido no es también un problema? No tener un partido lo suficientemente organizado ha dificultado la gestión, aunque eso ya lo sabíamos. No nos hemos dado cuenta de eso recién. Sabíamos que nuestra estructura partidaria era débil por su juventud, por ser de reciente formación, y las consecuencias se han visto. ¿Cuáles? Descoordinación, por ejemplo, porque Peruanos Por el Kambio no es un partido de décadas donde todo ya está establecido. Ha habido descoordinación en algunos temas entre Ejecutivo y Legislativo, dentro de la propia bancada. Cuando este gobierno empezó hubo quienes advirtieron que tenía poco peso político. ¿No se ha visto algo de eso en este tiempo? No, mire, el primer objetivo político era obtener el voto de confianza, y se obtuvo. Imposible que no se obtuviera. Era el primer gabinete. Igual, se obtuvo. Y luego conseguimos las facultades delegadas. Y ahora el objetivo es conseguir la Ley de Presupuesto. Por eso yo creo que nuestro manejo político ha sido el adecuado. El Congreso eligió a los directores del BCR, al defensor del Pueblo. El gobierno no tuvo mayor opción de negociar. ¿Siente que comparten el poder con el fujimorismo? Creo que hay poderes autónomos que toman decisiones importantes de manera independiente. Otra cosa es que nosotros, desde el Ejecutivo, podamos discrepar de algunas de esas decisiones adoptadas por el Legislativo, como pasó con el directorio del BCR, pero debemos aceptarlas. ¿Es complicado convivir con un Congreso de oposición? Es trabajoso. En la campaña, un candidato al Congreso dijo que si un partido ganaba en las elecciones presidenciales, los proyectos pasarían como por un tubo. Y no están pasando por un tubo. Nos está costando esfuerzo presentar, sustentar y justificar nuestras decisiones ante el Pleno. Lo entrevisté de candidato y le pregunté cómo harían para mantener el respaldo popular. Las encuestas dicen que el apoyo ha bajado. ¿Qué pasó? Me ratifico en la respuesta que le hice de candidato. Tenemos el objetivo de mejorar las condiciones de vida de la gente y para eso tenemos que estar en contacto con las autoridades que la representan. Un buen mecanismo es trabajar de la mano con las autoridades regionales y locales. Igual, han bajado. Llegamos al gobierno con un 50% de respaldo, no más. Lo que pasa es que el triunfo electoral genera una simpatía. Perdieron esa simpatía adicional en cuatro meses. Es una simpatía bien volátil. Lo que queremos es que sea consistente, y así será en la medida que cumplamos con las expectativas de la población. Porque alguien dijo que un hito en la evaluación de un gobierno son cien días se asume que es así, pero en cien días un gobierno serio y responsable con objetivos a largo plazo solo puede sentar sus bases. Quizás esa población que es muy volátil y que simpatizó con nosotros al inicio ha querido ver resultados concretos y tangibles que no podemos demostrar aún. ¿Cuándo se le puede exigir resultados al gobierno? Desde el primer día, lo importante es preguntarse qué clase de resultados. Las obras concretas demoran, pero si hablamos de decisiones administrativas para mejorar la atención al público, eso sí se puede hacer en tres meses, ¿me entiende? Por ejemplo, hoy uno puede acceder a su récord de conducción desde el portal del MTC. Ya no hay que ir al banco, ni al ministerio, ni cuesta un sol. Hay temas administrativos que han mejorado. Tengo la impresión de que el gobierno está obsesionado con la flexibilización de trámites, con lo administrativo. ¿Qué pasó con ese discurso de transformación social que ustedes tenían en la campaña? A usted le da lo mismo entonces ir a un banco para pagar por un trámite, ¿servir mejor al ciudadano no es importante? Para usted parece que no. Es importante. Sin embargo, ¿qué visión de país tienen ustedes, de república? Buscamos mejorar el nivel de vida de los ciudadanos, que el índice de desarrollo humano mejore. Hoy este índice se mide con una serie de parámetros: acceso al agua, a energía eléctrica, al trabajo, a un medio ambiente adecuado. Lo que pasa es que algunos objetivos son de corto plazo y otros demoran más.