La historia enseña. A partir del 28 de julio Fuerza Popular podría dirigir el país de la mano de una bancada mayoritaria. Este escenario ya ocurrió de 1993 al 2000 y, aquella vez, el primer poder del Estado claudicó en sus funciones más relevantes. , Un escenario que el Perú podría enfrentar a partir del 28 de julio es un Congreso dominado por una mayoría de Fuerza Popular (FP). PUEDES VER: Lista de candidatos al Congreso por Fuerza Popular y las sorpresas Si bien es complicado (metodológicamente hablando) calcular el número de escaños que conseguiría cada partido a partir de sondeos (para empezar, tienen que hacerse encuestas en todas las regiones), está dentro de las posibilidades que FP alcance una mayoría absoluta. A eso hay que sumarle que Keiko Fujimori, la líder de FP, es una de las más serias aspirantes a imponerse en las elecciones presidenciales. Eso significa que, nuevamente, el fujimorismo podría dirigir el Ejecutivo y, encima, manejar el Congreso. Esto es algo que ya ocurrió, en la década de los noventa. En 1992, Alberto Fujimori cerró el Congreso. En 1993 se eligió a un Congreso Constituyente Democrático. Y en 1995, el hoy apresado ex mandatario gobernó el país de la mano de una mayoría absoluta. ¿Qué ocurrió cuando el fujimorismo ocupó el Ejecutivo y al mismo tiempo manejó el Poder Legislativo? La revisión de información estadística ayuda a vislumbrar cómo este último se convirtió, en buena cuenta, en un simple anexo del gobierno de turno. Se ha utilizado y procesado información pública de diversas fuentes y también información aparecida en estudios académicos. Los números hablan Un dato relevante que permite entender cómo se debilitó el Congreso durante el fujimorato es el siguiente: entre los años 1995 y 2000, apenas 6 mociones para conformar comisiones investigadoras fueron aprobadas sobre un total de 263 solicitudes, lo que apenas equivale al 2,3%. Para negarse a conformar comisiones investigadoras, los fujimoristas frecuentemente alegaban que las indagaciones llevadas a cabo en el Parlamento podrían interferir con los procesos llevados en las instancias legales. El contraste con un Congreso como el actual es evidente, a pesar de todos sus conocidos problemas y deficiencias. Hay que recordar que en este quinquenio que se va se investigó a dos ex presidentes (Alejandro Toledo y Alan García) y a la primera dama, Nadine Heredia, por el caso de Martín Belaunde. Incluso en el informe final se recomendó iniciar una investigación penal en su contra. Otro elemento que describe bien la debilidad parlamentaria en tiempos del fujimorismo es el masivo empleo de decretos de urgencia (DU). Los DU son emitidos por el Ejecutivo, sin necesidad de pedir autorización de parte del Congreso. No deja de ser relevante que, a pesar de contar con una mayoría absoluta y sólida, el gobierno de Alberto Fujimori empleó 456 de estos DU entre los años 1995 y 2000 (la cifra se eleva a más de 1,800 si se suman los DU aparecidos entre 1990 y 1995). No solo eso, el Congreso –manejado por la dupla Nueva Mayoría y Cambio 90– también delegó facultades legislativas al Ejecutivo en varias oportunidades, lo que derivó en otros 118 decretos legislativos (DL). Los DL son utilizados por el gobierno para legislar en materias específicas, por un tiempo determinado. En total, se emitieron entre los años 1995 y 2000 unos 574 decretos de urgencia y legislativos. No existe una contabilidad oficial de la época, así que se ha recurrido a fuentes bibliográficas. Cuando volvió la democracia el uso de decretos descendió. En el gobierno de Toledo (2001-2006) se emitieron 205 DU y 42 DL. La comparecencia de ministros ante el Pleno o la Comisión Permanente también fue menor en el fujimorismo. La presencia de miembros del gabinete en el Congreso para explicar la marcha de las políticas de Estado es una de las herramientas clásicas de control político al Ejecutivo. De 1995 al 2000 solo se produjeron 5 interpelaciones y 12 asistencias. En cambio, el toledismo, hubo diez interpelaciones. Una de ellas derivó en la censura de Fernando Rospigliosi, de la cartera de Interior. Lo que esta información estadística revela es que cuando el fujimorismo estuvo en el Ejecutivo y manejó al mismo tiempo el Congreso, este último redujo de manera ostensible su poder. Solo la caída del fujimorismo en el 2000 permitió que el Parlamento peruano recuperara en algo su independencia frente al Poder Ejecutivo. Para tomar en cuenta. Mayoría El congreso peruano es unicameral y se encuentra conformado por 130 legisladores. Es decir, para que un partido alcance la mayoría de la cámara, debería asegurar, por lo menos, 66 escaños. Los dos últimos congresos se han caracterizado por su fragmentación, lo que obliga a intensas negociaciones entre las bancadas.