‘‘La situación actual me recuerda a las épocas montesinistas”, con esta frase Patricia Donayre, quien alguna vez fue candidata con Valentín Paniagua, termina renunciando a su corta incursión en el fujimorismo. Pero ¿qué es lo que esta renuncia revela? ¿Hay realmente una crisis interna en Fuerza Popular?El fujimorismo está demostrando una actitud aparentemente torpe, que busca el alarde de poder en lugar de las decisiones inteligentes y que viene generando confrontación al interior de sus propias filas.Lo que hoy destila Fuerza Popular tiene que ver con el ingreso de personajes externos para candidatos al Congreso, algunos con menos maña que otros, lo que le permitió a Keiko un intento de “moderarse”. Sin embargo, tratar de correrse al centro del espectro político –convocando, por ejemplo, a deportistas o a figuras “neutrales”– puede funcionar en medio de una campaña electoral, pero en el poder solo provoca inestabilidad. A este cisma se suma el proceso disciplinario contra Kenji.Aunque suene descabellado disciplinar a uno de los Fujimori, a lo largo de su historia el partido naranja siempre se ha caracterizado por un manejo autoritario y por una verticalidad marcial. Que Keiko Fujimori permita que su hermano vaya al paredón es tan natural como su perpetua candidatura, ambos productos de la consecuencia.Pero si analizamos esta pelea familiar, deberíamos preguntarnos qué tan real es la indignación de Kenji, qué tan veraz puede ser ese proceso disciplinario en su contra o si todo esto es solo parte de un juego político de largo aliento cuyo resultado ha sido calculado con precisión de cirujano.El hermano menor de Keiko podría estar agudizando las contradicciones hasta esperar su momento y brillar con luz propia. Sin embargo, en un segundo escenario, todo podría estar siendo orquestado desde la Diroes con un solo propósito: la expansión del fujimorismo.Kenji juega un papel de concertación que explora, o al menos intenta, nuevos terrenos ideológicos, habla de temas como los derechos humanos, coopera y se toma fotos con miembros del gobierno. Él es quien logra conquistar a los detractores de Keiko, la dura, la que mantiene la jerarquía en orden.Esta división termina siendo funcional y permite que Kenji culmine el trabajo de lavado de cara que Keiko no pudo acabar y que le costó dos elecciones presidenciales.Ahora bien, sea una pugna real o una estrategia, el manejo institucional de Fuerza Popular sigue siendo y seguirá siendo el mismo que en los noventas.Alberto tenía a Vladimiro, Keiko tiene a Ana. Ana Herz de Vega, asesora principal de la ex candidata presidencial y secretaria de Organización de Fuerza Popular, quien ha sido llamada “la madre de la desfujimorización” y “la persona más poderosa del partido”.Frente a todo esto, Herz, quien ya ha tenido que enfrentar una denuncia por malversación de fondos, tendrá que evaluar su estrategia y, así como Montesinos, cuidar aún más las espaldas de su patrocinada... o fallar en el intento.