‘‘En 2016, ENAP refinó 230.000 barriles diarios (BD) de petróleo. De este volumen, solo un 2,3% proviene de producción nacional propia y un 0,7% de producción de terceros en los yacimientos de Magallanes. El 97,0 % restante se compra en el mercado internacional” (1). Chile casi no tiene petróleo, pero la estatal ENAP es dueña de las dos únicas refinerías (Concón y Petrox) que refinan 220.000 BD y abastecen más del 80% de su requerimiento de combustibles. ¿Por qué Chile no importa todos los combustibles? Uno, por seguridad energética, pues el mercado de crudos es mucho más grande y seguro que el de combustibles. Dos, porque sale más barato refinar en el país, ya que, de un lado, se obtiene un margen de refinación (ganancia) importante y, de otro, el flete para importar combustibles es 100% más caro que el de petróleo crudo (2). Pero aquí algunos críticos siguen diciendo que es más barato importar que refinar. Si así fuera, Francia, Alemania y Corea (no tienen petróleo) no tendrían refinerías. Pero las tienen. Y en exceso de su demanda interna. Lo que pasa es que se han creído el cuento de que no hay seguridad energética porque “el mundo está globalizado y se rige solo por criterios de eficiencia y rentabilidad”. Falso. Si no, ¿por qué EEUU prohibió exportar petróleo desde 1980 hasta el 2015? Respuesta: para no depender del petróleo de la OPEP. ¿Cómo se llama ese criterio? Adivinen los lectores. Se dice también que Talara malgasta el dinero porque no es rentable. Eso tiene que ser explicado, ya, por Petroperú que tiene todas las cifras. Mientras, nos preguntamos por qué no se mencionan las opiniones de las calificadoras de riesgo internacionales. Eso sería lo serio. Dice Standard and Poor´s que uno de los problemas era que, como no se conseguía el financiamiento (aquí las demoras de MEF desde el 2014 jugaron un rol nefasto), los costos eran altos porque se recurría a créditos caros de corto plazo. Añade que, ya con los bonos, “se reduce la concentración de vencimientos en el corto plazo y va a mejorar la eficiencia y reducirse los costos operativos y de procesamiento”. Apoyo y Asociados-Fitch (AAF) sostiene que “si bien los ratios de deuda van a aumentar durante el periodo de construcción, esperan que eso se normalice una vez que Talara haya entrado en operación”. Y también que “la mayor producción de diésel y gasolinas con menos azufre, genere mejoras en los márgenes de refino e incremente la flexibilidad de las estructuras de costos y la estabilidad en los flujos de la Empresa” (3). Ajá. ¿Por qué? Porque ahora se procesarán “petróleos crudos con mayor realización económica# (crudos pesados como los provenientes de la selva peruana). Además se va a aumentar la carga de la unidad primaria y la elaboración de producto que en la actualidad se importan (ídem). O sea que los inversionistas han adquirido los bonos por sus propios méritos y por la garantía soberana, además cumplen con los objetivos de eficiencia, rentabilidad y reducción de la balanza comercial. Pero no todo “marcha sobre ruedas”. Aún no se ha concretado la licitación de las unidades auxiliares (señalada por la Contraloría) y si no se hace pronto habrá costos adicionales. Tampoco se sabe por qué se excluyó de la estructuración financiera a Société Générale (que tenía firmado un mandato) y se incluyó a dos bancos no contemplados inicialmente (JP Morgan y Bank of America), aunque esto no influyó en las tasas de interés de los bonos, que fueron muy buenas. La modernización de Talara debe enmarcarse en un proyecto que integre la reingeniería del Oleoducto (ONP) con el alza de producción de petróleo en la selva, que puede levantar hasta 50,000 barriles diarios con el Lote 192, el Lote 8, el Lote 67 de Perenco y el Lote 64 (de Geopark y Petroperú), a lo que se agrega que el Bloque 86 de Ecuador plantea utilizar el ONP. El Ejecutivo debiera pilotear el proyecto y explicar públicamente sus bondades. Pero se dispara a los pies cuando el ministro Tamayo dice que “se sigue adelante con Talara porque ya está muy avanzada” (o sea que, si podía, la paraba). Y los críticos meten miedo, algunos por carga ideológica, otros por intereses de alguna refinera o de una minorista. O por una mezcla de todas las anteriores. Está por verse si el Ejecutivo ayuda a Petroperú y si esta se ayuda con un debate nacional –donde se escuchen todas las opiniones- para explicar a fondo este proyecto, casi el único que no necesita “destrabe”, por el bien del país. (1) Enap. Reporte de sostenibilidad 2016, página 37, www.enap.cl (2) ¿Importar combustibles o petróleo?, 07/06/2017, www.cristaldemira.com (3) http://www.aai.com.pe/wp-content/uploads/2017/06/petroper%c3%ba-dic_16.pdf