Nunca como en este momento ha estado tan fuerte el rumor de un indulto para Alberto Fujimori. Entonces tal vez es el momento de empezar a imaginar cuáles podrían ser los efectos de dicha liberación. Sobre todo si está en condiciones de hacer política, y de ser así, en qué grado, y en qué consistiría. Sin duda el indulto sería recibido en Fuerza Popular con una gran satisfacción, a pesar de que el perdón presidencial no significaría la exculpación que algunos de ellos han venido buscando. Pero luego de la celebración llegaría el momento de enfrentar algunas importantes realidades prácticas. Nadie está imaginando realmente a un AF pre-fuga al Japón. Muchas de sus dolencias son reales. Su base de popularidad está compartida. Su asesor más eficaz está fuera de circulación. Las circunstancias lo arrastran más bien hacia un peso simbólico, más que práctico. Un renacimiento parece más bien difícil. En uno de los escenarios AF evidencia los efectos de la carcelería y se resigna a la jubilación política de facto en que ha vivido estos últimos años. Estar libre no lo haría más escuchado en Fuerza Popular de lo que ha venido siendo. Simplemente asumiría el liderazgo de su hija Keiko, como figura provecta del partido (cumple 80 en el 2018). En otro de los escenarios AF renace de unas aparentes cenizas y al poco tiempo se lanza a la recuperación del espacio político perdido. Esto supondría un pulseo con la hija, similar, complementario o paralelo al que lleva adelante su hijo Kenji. Esto no necesariamente significa una candidatura 2021, pero sí buscar el control del partido. Son dos las cuestiones que Fuerza Popular tendría que enfrentar. Una es qué tipo de lugar hacerle a AF en la nueva situación, cuánto puede eso afectar a la realidad política de la bancada. La otra es si un AF suficientemente recuperado estaría en condiciones de ser mejor candidato 2021 que la hija Keiko. Algunos piensan que un indulto concedido por PPK sería un parteaguas histórico, que definiría un antes y un después en la marcha política del país. No es tan seguro. También podría ser un anticlímax. Lo que sí parece seguro es que una decisión así marcará a fuego la carrera política de Pedro Pablo Kuczynski. En otro de los escenarios Alberto Fujimori renace de unas aparentes cenizas y al poco tiempo se lanza a la recuperación del espacio político perdido.