Lo que se temía está llegando más rápido de lo que se esperaba: Todos los órganos de control en manos de la mayoría naranja y todo el tinglado sometido a los caprichos de una dictadora: KF. La mayoría fujimorista y los organismos de control del Estado se vienen organizando como una tenaza lista para cortarle la cabeza al Ejecutivo y PPK, como Luis XVI, no se ha enterado de que la guillotina se aproxima. Desde hace varios años, el Apra y el fujimorismo, si no controlan, influyen decisivamente en la Fiscalía y en la Judicatura para blindar a sus respectivos jefes (KF y AG). En esta tarea tienen el espaldarazo de los medios concentrados que pretenden extender el blindaje a los empresarios corruptos. Ahora el Contralor, elegido por el humalismo, se somete a las órdenes del fujimorismo para trabar al gobierno de PPK. Constituyen un misterio las razones por las cuales los humalistas eligieron Contralor al señor Alarcón, quien, en administraciones anteriores, había formado parte del estado mayor de la Contraloría (integrado por fujimoristas y apristas) que se dedicaba a encubrir la corrupción de los gobiernos de turno y disfrazaban su actividad examinando a los gobiernos locales. ¿Cuáles de los grandes actos de corrupción de esos gobiernos descubrió la Contraloría? Ninguno. Ahora se ensaña (con razón) con una adenda, pero fue incapaz de ver varias adendas corruptas de los gobiernos anteriores. El Contralor es uno de los pocos funcionarios que más ganan en el Estado. Su sueldo es casi tres veces más que el del Presidente de la República. Sólo el Presidente del BCR gana como él, pero entre ellos existe una abismal diferencia técnica, intelectual y moral. El Contralor debiera ser un profesional muy calificado (con estudios en las mejores universidades peruanas y extranjeras) y una persona con una moral intachable. Ahora el Contralor está desnudo. Casi nadie lo quiere: ni el gobierno, ni los medios, ni la mayoría de los partidos, ni los fiscales, ni la gente. ¿Lo quiere el fujimorismo? Es un peso muerto al que va a dejar caer más temprano que tarde. Su defensa lo desgasta. Puede nombrar otro que, teniendo su corazoncito naranja, sepa mantener al menos las formas. El círculo se cerrará cuando el fujimorismo controle el Tribunal Constitucional (TC) y el Consejo Nacional de la Magistratura. El TC se encarga de velar por la constitucionalidad de las leyes y al fujimorismo le interesa tenerlo en sus manos porque esa institución tiene la llave de varias cárceles así como el candado de la cárcel en la que están los congresistas fujimoristas como rehenes de KF. Supongo que a la lideresa naranja le gustaría, además, nombrar a sus fiscales y jueces favoritos a través del CNM. Todo esto plantea varios problemas de fondo que es necesario discutir, pero ahora por razones de espacio aludo sólo a dos: los límites políticos y constitucionales de la mayoría parlamentaria en una democracia de regla de mayoría y la legitimidad de una persona (que perdió las elecciones), pero que está gobernando a través de una mayoría parlamentaria a la que trata como rehén y de organismos de control estatal puestos a su servicio.