Que el pisco se vende con el nombre de aguardiente en Chile, su segundo mercado de exportación (después de los EEUU), seguramente es una sorpresa para el público peruano. La cosa se hace cambiando las etiquetas en el viaje. Si bien la práctica no es precisamente clandestina, tampoco ha sido muy publicitada. La decisión de las empresas pisqueras que han tomado este camino no es, hasta donde entendemos, ilegal. Su lógica empresarial es evidente. Pero la cosa corta a través de una larga lucha comercial y patriótica por imponer la palabra pisco como denominación de origen peruano en todo el mundo, algo clave para su exportación. Que sea Chile, el principal competidor por la marca, donde las botellas son desvestidas de su identidad es particularmente entristecedor. Nuestro vecino está limitado en el Perú por las mismas leyes, pero sus productores se abstienen de exportar lo que allá llaman pisco a las tiendas del Perú. Indecopi ha anunciado que sancionará a quienes participen como aguardientes en un concurso internacional de bebidas espirituosas en Chile, este agosto. La idea es cancelarle a la empresa el derecho a usar la palabra pisco. Pero a la luz de las exportaciones, el celo protector de Indecopi es tardío y desencaminado. Está claro que uno de los primeros motores de la expansión del consumo de pisco aquí ha sido el patriotismo. En esto no solo ha intervenido la defensa de algo propio y de indudable calidad, sino también la rivalidad con Chile y su pretensión de apropiarse de la marca. Disfrazarse de aguardiente le hace flaco favor al esfuerzo nacional. Las importantes compras de nuestro pisco al sur de la frontera ponen en evidencia que hay un difundido gusto chileno por el producto, que cruza la rivalidad. Pero a la vez la negativa de los productores chilenos a vender su producto en el Perú con la etiqueta cambiada (la única forma), es una lección para nuestros empresarios. La práctica de cambiar la etiqueta ciertamente debilita la posición peruana en la pugna comercial, histórica y mundial por la denominación de origen pisco. Perú ha avanzado mucho en esto, pero Chile mantiene sus propósitos. ¿Qué explicaciones pueden dar los fabricantes que ceden a las leyes de nuestro vecino?