A pesar de las diferencias, es improbable que FP se rompa.,Aunque sean cada vez más obvios los motivos de desunión en Fuerza Popular (FP), lo más probable es que la agrupación aplastantemente mayoritaria en el congreso no se rompa porque los incentivos para seguir unida son mayores a las tentaciones para fragmentarla. La unidad de FP es un factor relevante pues define las reglas de la política peruana de este lustro. Un eventual quiebre alteraría dichas pautas, siendo claro que al gobierno de Pedro Pablo Kuczynski le convendría esto porque lo daría más comodidad para negociar en el congreso. Los motivos de discordia se han evidenciado en los últimos meses: derechos sexuales, libertad de expresión, y el asunto más controversial de Alberto Fujimori en la Diroes. Alrededor de temas como esos es que los 72 integrantes de FP –tras la expulsión de Yeni Vilcatoma– se marcan y desmarcan. Y cada vez es más claro que en esta bancada –y en el partido en su conjunto– hay dos bandos: el mayoritario de los keikistas y el minoritario de los albertistas, cuyo rostro visible es Kenji Fujimori. Aunque la mayoría de miembros de FP no tenga claro a qué lado pertenece, hay personas con evidente militancia. Por ejemplo, keikistas son Cecilia Chacón, Luis Galarreta, Héctor Becerril, Úrsula Letona, Alejandra Aramayo, Lourdes Alcorta, Miguel Torres y Daniel Salaverry. Del otro lado, es evidente el empuje reciente de los albertistas, cuyos voceros suelen estar fuera del congreso. Por ejemplo, Laura Bozzo, quien ha tenido una serie intensa de entrevistas con un libreto para defender a Alberto Fujimori y atacar a varios congresistas de FP en comparación con los que, según su guion, debieron estar en el parlamento actual, como Martha Chávez y Luisa María Cuculiza. Es el rugir en tono de protesta del ancien régime. Sin embargo, lo más probable es que la sangre de las diferencias no llegue al río de la fragmentación. Primero, porque, curándose en salud, el fujimorismo casi inauguró el congreso con unas normas antitránsfuga que convierten al disidente en un paria. Pero segundo, y más importante, porque en el fujimorismo deben ser conscientes de que, no obstante las diferencias, es mejor negociar entre ellos que hacerlo con los otros sin la condición de mayoría aplastante. En este sentido, los empellones albertistas –incluyendo el amago de formar un nuevo partido– debieran interpretarse como un esfuerzo de este sector para poder negociar internamente con más fuerza ante el keikismo, pero no como un intento real de romper el partido.