Evaluación breve y fugaz de los protagonistas noticiosos.,Alan García. Reaparición estratégica en el plano local con maratón de entrevistas para destacar que, más allá de la mención ‘AG’, las delaciones brasileñas aún no lo tocan. Interesante reconocimiento de que “esa estrella que atraía multitudes y que podía ser escuchado por el país se apagó porque el tiempo pasa y yo lo entiendo”. Si realmente lo aplicara, ayudaría a que el Apra pudiera buscar nuevos y mejores aires. Pedro Pablo Kuczynski. Pésimo manejo del reclamo con trampa de Fuerza Popular para la salida de Alberto Fujimori de la Diroes. Por no tener claro cómo responder, con una estrategia definida, él ha salido mal parado en medio de la pugna entre los dos hermanos que lo acusan –injustamente– de ser responsable de las desventuras de su padre. A punto de perder dos ministros claves, ya debiera ser consciente de que, sin una estrategia política, quedará mal parado. Alberto Fujimori. Debe ser el más confundido con el ping pong que están jugando los fujimoristas con él. Con desesperación creciente y evidente por dejar la Diroes, pero acaso, también, por hacer sentir su peso en el aparato político fujimorista. Kenji Fujimori. Sigue avanzando en su posicionamiento personal gracias a un plan bien pensado para proyectarse como alguien moderno por la defensa de los derechos de las minorías y la libertad de expresión, así como el hijo bueno que se esfuerza por ayudar a su padre. Visto en perspectiva, el último trimestre ha sido muy bueno para su imagen. Keiko Fujimori. Sale mal parada del debate por la ley frustrada para el arresto domiciliario de su padre, quedando como una hija más interesada en su propio futuro político que en el de su progenitor, y resucitando las historias complicadas de la relación con su madre. Kenji desafía cada vez con más fuerza popular su liderazgo en Fuerza Popular. La imagen de Keiko se puede empeorar porque no la ayudará su juego de bowling ministerial. Verónika Mendoza. El zafarrancho como modo frecuente en la izquierda peruana es un obstáculo complicado para acumular fuerzas para su proyección política futura. Ollanta Humala. Futuro complicado: las acusaciones de violación de derechos humanos se han vuelto más pesadas que las de los US$ 3 millones provenientes de Odebrecht. Alejandro Toledo. Sin futuro. Alargando lo más que pueda la extradición para ser juzgado en el Perú. Julio Guzmán. Junta firmas a toda velocidad y preocupado –con razón– por el riesgo de que la reforma electoral del fujimorismo lo vuelva a sacar de la carrera presidencial.