Ahora que han aparecido dos testigos de otros crímenes del capitán Carlos en la zona de Madre Mía, Huánuco, los fujimoristas han levantado sus voces en defensa de las víctimas de violaciones de derechos humanos en el Huallaga. Bravo. Qué bien. Incluso el congresista Becerril ha dicho exaltado que por supuesto están en contra de las ejecuciones extrajudiciales ¿Van a levantar también sus voces por las ejecuciones extrajudiciales de El Frontón ahora que se reabre el caso?, ¿o van a hacerle coro a las voces que pretenden tumbarse a los magistrados del Tribunal Constitucional por ese tema? No olvidemos, dicho sea de paso, que los asesinados y desaparecidos de Barrios Altos, La Cantuta, El Santa y Pedro Yauri fueron ejecutados extrajudicialmente.Los cuatro gatos del Movadef se infiltraron en la marcha de la CGTP, como se ha venido infiltrando en las marchas de los últimos diez años, ¿o ya nadie se acuerda cómo fueron expulsados de la Marcha Nacional del Agua en febrero de 2012?, ¿o rechazados en todas las marchas contra la Ley Pulpín del 2014? El fujimorismo grita, se descalabra, levanta la voz, se retuerce y finalmente, le baja el dedo al ministro Basombrío. Histeria política pura. Por eso mismo, usando el miedo que es su mejor arma, la comisión de ética del Congreso denuncia a Marco Arana por la toma (absurda) del velorio de Edith Lagos en un video del Frente Amplio contra los “héroes de la democracia”. Se ha explicado hasta la saciedad que se trataba de un error. Pero nadie quiere escuchar porque la histeria no permite la escucha.Estamos acostumbrados a una política nacional del escándalo. Una noticia que sube como la espuma, a los siete días es olvidada y nadie la recuerda. Llenamos los programas de televisión con agendas de noticias escandalosas y efímeras. La reconstrucción de nuestro país tras los huaicos e inundaciones de los meses de verano es la verdadera urgencia y prioridad. Pero, por supuesto, en manos de una articulación Estado-sociedad civil-empresa privada y no solo de un zar cuyo solo título recuerda la aristocracia fracasada y derrotada por la centenaria revolución rusa. Confío en Pablo de la Flor, aunque haya sido el articulador del TLC, porque no pretende resolver la situación de angustia y desplazamiento de miles de peruanos con imposiciones sino en conjunto con gobiernos regionales y municipales: planes y proyectos primero. Ojalá no beneficie a la empresa privada sobre las necesidades de los peruanos más humildes porque nadie se lo perdonaría. Hay algo que algunos peruanos tienen, no se puede comprar ni adquirir a un precio, se llama prestigio y está por encima de millones de dólares. Eso es lo que tiene, por ejemplo, Máxima Acuña de Chaupe, en su humildad y pobreza, motivo por el cual Minera Yanacocha se descalabra porque, en efecto, no la puede cuantificar.El autoritarismo no cabe en una democracia, sino la tensión propia de los disensos que deben resolverse usando los mecanismos de la democracia. Eso lo debe aprender el fujimorismo, los funcionarios públicos exitosos, y las grandes empresas que todo lo compran excepto la dignidad.