Ha conmovido al mundo entero el asesinato de 50 personas en una discoteca de Orlando (Estados Unidos). El autor de los hechos, Omar Siddique Mateen, ciudadano estadounidense de origen afgano, ha sido sindicado por su propio padre como homofóbico. Más allá de las investigaciones sobre las posibles conexiones de Mateen con el Daesh, resulta indispensable detenernos en la motivación de este crimen. Los crímenes de odio son homicidios cometidos contra una o más personas en razón de su raza, religión, origen étnico, orientación sexual, género, identidad de género o discapacidad. Se busca la eliminación de una persona diferente porque se le considera inferior a los demás, no merecedora de los mismos derechos que tienen los seres humanos en su calidad de tales. Los crímenes de odio nos remiten, por desgracia, a las acciones de genocidio cometidas por distintos grupos a lo largo del siglo XX. Bien sabemos cómo judíos, gitanos y homosexuales fueron víctimas de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Años después en Camboya pudimos conocer cómo el Khmer Rouge sometió a su propia etnia a terribles masacres. Y así ha venido ocurriendo en diversos lugares del mundo “global y civilizado”. Por nuestra parte, la Comisión de la Verdad y Reconciliación consideró que los graves daños causados por Sendero Luminoso –especialmente los padecidos a la comunidad asháninka– califican dentro de este delito. Durante el último año, en el Perú se reportaron 8 homicidios contra personas en razón de su orientación sexual. Según Promsex, se trata de crímenes muy crueles, pues “algunas víctimas fueron apuñaladas repetidamente, degolladas, asfixiadas o golpeadas con puñetazos o patadas hasta su muerte”. También se han reportado otros 43 casos de agresiones físicas contra personas LGBTI en 2015. Todo ello ha conducido a la preparación, por la Defensoría del Pueblo, de un informe sobre las acciones discriminatorias y agresiones cometidas contra este grupo de ciudadanos. Lamentablemente por su parte, el Congreso de la República ha rechazado en varias oportunidades, el penalizar los crímenes de odio en razón de la orientación sexual. Esta necesaria medida ha sido recogida tanto por el nuevo partido de gobierno y por el Frente Amplio, por lo que se espera que presenten iniciativas legislativas pertinentes y que el presidente electo las respalde. A lo que se suma otra acción a la que se ha comprometido Peruanos Por el Kambio –tomando en consideración lo planteado por la Agenda de Derechos Humanos del IDEHPUCP–: la creación de un registro de víctimas de la violencia por orientación sexual e identidad de género, de modo que así se unifique la información de diversas entidades estatales.Empero, estas medidas caerán en saco roto si es que desde nuestros hogares, escuelas, universidades y medios de comunicación seguimos alentando la aversión hacia compatriotas que tienen todo el derecho de ser reconocidos en su dignidad y, por tanto, de ser tratados en forma igual que a cualquiera de nosotros. La homofobia mata.