El anuncio de Verónika Mendoza de que se reunirá con Pedro Pablo Kuczynski es bastante más que buenas maneras democráticas. Por lo pronto ha dicho que apoyará a PPK si este empieza a cumplir sus promesas electorales. Lo cual es en sí mismo una promesa post-electoral que puede resultar difícil de cumplir. Dicho en sus términos más crudos, PPK necesita a Keiko Fujimori, no tanto a Mendoza. No hay votos de ningún tipo en el Congreso que neutralicen el peso de la megabancada. La izquierda sí es necesaria para mitigar la parte social de los desafíos del nuevo gobierno. Pero Mendoza no es toda la izquierda, y quizás ni siquiera todo el Frente Amplio. A PPK le gustaría un ministro o ministra, o más, de izquierda, de preferencia vinculado al Frente Amplio. Si Mendoza no se lo puede dar, tendrá que buscarlo entre los que quedaron fuera de la elección, como la CGTP, Ciudadanos por el cambio, o los partidos comunistas. Pero un ministro de estos últimos sería más simbólico que operativo. Es a Mendoza a quien PPK va a recibir en los próximos días. Ella haría bien en incluir a Marco Arana en su delegación, junto a un par de sus mejores congresistas. Pues su trabajo es restañar las grietas del FA y empezar a darle peso a la bancada. Pues es allí donde podrá encontrar la fuerza para la larga travesía hasta el 2021. El resto de la izquierda se está moviendo para encontrar un lugar en las jornadas políticas que comienzan. No tienen mucho qué ofrecer. Puede contrapesar al FA en algunos aspectos, ofrecer cuadros interesantes, plantear acuerdos sindicales. Para todo eso necesita urgentemente ir a una propuesta unificada. Si la locomotora que es Mendoza mantiene su fuerza, el FA puede ser una carta importante en el sur del país para las elecciones del 2018. Ganar en esa media docena de regiones no alteraría el balance del poder nacional, pero ubicaría al FA en una situación expectante para más adelante. Por ejemplo podría volver al tercio que tuvo la Izquierda Unida en su momento. Pero todo eso se está jugando en estos días. Decisiones difíciles y exigentes para una política para la cual todos los escenarios son nuevos. Alas y buen viento.